Agentes en una de las patrulleras marítimas
Agentes en una de las patrulleras marítimas - ANTONIO VÁZQUEZ
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Así es la dura batalla en la autopista del hachís

Agentes de la Guardia Civil patrullan la costa de Cádiz las 24 horas en una lucha arriesgada, constante e infatigable contra el tráfico de drogas

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Fue el olor a pegamento el que les delató. Eso y que lo que llevaban en la nevera era pescado congelado cuando, supuestamente, volvían de faenar una mañana entera en el mar. Sin embargo, su ocupación había sido otra bien distinta: trasladar unos 900 kilos de hachís hasta Lebrija, desde el Estrecho y atravesando el Guadalquivir. Pero, cuando regresaban, a eso de las tres de la tarde una patrullera de la Guardia Civil les dio el alto. Ya a bordo, los agentes no daban con la droga a pesar de sus sospechas. Hasta que uno de ellos percibió un olor raro que procedía de los balones de la semirrígida que portaba el barco. Allí, en esas defensas, que habían hecho de fibra, metían los kilos de hachís.

Lo dejaba claro el fardo de pago que todavía guardaban como botín. Las investigaciones posteriores de esta incautación llevaron a la desarticulación de toda una red de narcos expertos en los dobles fondos.

La autopista de la droga, como llaman a la ruta que planean los traficantes desde el Estrecho hasta la desembocadura del Guadalquivir, está plagada de historias como ésta. Aquí la lucha contra el narcotráfico es continua. Cambia, se transforma y se adapta a las nuevas reglas del juego. Pero sigue. «Lo saben. Cuando nosotros damos un paso, ellos dan dos... o tres», cuenta sin tapujos uno de los agentes que lleva años batallando contra esta lacra en el Servicio de Vigilancia Marítima de la Guardia Civil.

El ingenio no para a la hora de buscar las vueltas a lo común para colar la droga. La prueba la encontramos en un puerto deportivo. No hay que irse hasta el Guadarranque o Tánger. Con llegar hasta Sancti Petri en Chiclana se puede entender en qué consiste esta pelea. Allí se encuentra un equipo de la Patrulla Fiscal que cada día visita distintos puntos de atraques de embarcaciones de recreo que se han convertido en un nuevo coladero para los narcos. «Ahora se están dando barcos de pesca que alijan de las planeadoras en alta mar». «Son más lentas pero se pueden camuflar mucho mejor entre las 'auténticas' y además tienen que pagar a menos gente», cuentan entre pantalanes. También cargan menos, pero cuando lo que separa Marruecos de la costa de Cádiz son apenas 15 kilómetros el hecho de volver a por más quizá no es tan descartable.

Una de estas embarcaciones deportivas puede esconder de 700 a 1.500 kilos mientras que una planeadora de alta velocidad es capaz de portar hasta tres toneladas de hachís, el doble. Aún así, el trabajo que hacen las fuerzas de seguridad en alta mar y el apoyo del SIVE desde la costa hace que muchos traficantes tengan que cambiar sus cartas para ganar la partida. «Llegan a salir dos barcos para ponerlos uno delante del otro mientras que alijan de la neumática para que les sirva de pantalla ante el radar».

Dos agentes del servicio de Fiscal acuden a un registro.
Dos agentes del servicio de Fiscal acuden a un registro. - A. VÁZQUEZ
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