Las cunetas que daban cáncer

Las administraciones estudian los efectos del glifosato para prohibir su uso en la provincia

Diputación ha sido escenario del debate sobre sus presuntos efectos nocivos pero aplaza la decisión hasta tener claros sus efectos

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Los medios de comunicación y la inabarcable red de internet están llenos de estudios contradictorios sobre, casi, cualquier producto. Da igual que sea la sacarina, los claveles, sus abonos, la cerveza, el vino, el tomate, los conservantes, los colorantes y la carne roja, el pescado azul cargado de mercurio, las conservas o el pan de molde, el café... Casi cualquier producto de alimentación, cualquier elemento químico limpiador o creado para eliminar parásitos o plantas, hierbas u hongos cuenta con varios informes muy sesudos y prestigiosos a favor y otros, igualmente trabajados y respaldados, en contra.

Casi cualquiera de los elementos mencionados como ejemplo (y centenares más) son aliados para prolongar la vida humana o enemigos de la supervivencia; saludables o cancerígenos.

Según lo que se lea. Escasea el punto medio. Depende del informe que se consulte, el usuario entra en pánico exagerado, en calma excesiva. La lista de estos productos en discusión es larguísima. El aceite de oliva, el mitificado aloe vera, hasta el plástico que cubre los teléfonos portátiles o las tapicerías de los coches ... Todo está en cuestión. Todo es susceptible de proteger o matar. Depende de quien escriba.

El último producto en ser objeto de esta polémica, al menos a escala provincial gaditana, es menos conocido. Se denomina glifosato. Este producto es un potente un herbicida. Según los técnicos es de «amplio espectro», lo que significa que es capaz de acabar con un asombroso número de hierbas y plantas de cualquier tamaño y especie. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Para algunos expertos, y sus informes, es muy eficaz e inofensivo para el ser humano. Para otros, con sus escritos también, tiene un alto potencial cancerígeno cuando las personas están expuestas de forma prolongada a las ramas y hojas amarillentas que deja a su paso. Entre sus múltiples usos, uno de los más extendidos es la conservación de las carreteras, en las cunetas y en los parques. Se expande en sus bordes para que la vegetación no invada cunetas, arcenes, calzada, carriles y pasillos.

Sin embargo, Podemos y sus representantes en formaciones locales, así como Ganemos y los partidos que forman las denominadas mareas, han decidido declararle la guerra. En todos los ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos en los que están presentes, han propuesto su prohibición.

A Cádiz ya le ha llegado el turno. El Pleno de la Diputación Provincial del 18 de mayo trató esta prohibición en el punto 23, a petición de Ángeles González Eslava, de Ganemos Jerez. Aunque esta diputada y el alcalde de Cádiz, José María González, detallaron los presuntos perjuicios del glifosato, la diputada socialista Encarnación Niño recordó que hay estudios opuestos. El último, respaldado por la Organización Mundial de la Salud, sostiene que no tiene efectos perniciosos en las personas. La roteña admitió que hay escritos en sentido contrario y se confesó algo liada. «En Rota lo hemos prohibido y nos estamos arrepintiendo». Porque el glifosato tiene pocos productos sustitutivos y su eliminación crea problemas de mantenimiento considerables.

A falta de un criterio técnico uniforme, la petición quedó aparcada. Con evidente contrariedad de González Eslava, autora de la propuesta, la prohibición se aplazó. La duda queda vigente.

El Ayuntamiento de Madrid, en cambio, anunció el pasado mes de marzo que «dejará de utilizar paulatinamente glifosato para el control de las malas hierbas en los parques y zonas verdes de la ciudad». Como medida intermedia, antes de la prohibición, aseguró que aplicará «el principio de prevención», para dejar de utilizar este herbicida progresivamente. Madrid, en este caso, se ampara en un informe del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) que sí contempla el potencial cancerígeno de este producto.

Precaución en Cádiz

El polémico Pleno del Ayuntamiento de Cádiz del pasado viernes incluyó en su orden del día un punto para declarar la ciudad «libre de transgénicos» y, como añadido, la prohibición de usar glifosatos en los parques y jardines gaditanos. Aunque el debate fue breve y apenas entró en la especificación de este producto. La capital gaditana, debido a su configuración geográfica, tiene mucho menor uso de este tipo de productos, muy frecuente en los municipios con un gran término y zonas verdes muy amplias. Aún así, Cádiz también aplicará ese criterio de cierta prudencia que consiste en utilizarlo lo menos posible.Al menos, hasta que los científicos y las grandes instituciones mundiales fijen un criterio uniforme sobre los perjuicios sanitarios que provocan los glifosatos y, especialmente, su carácter cancerígeno.

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