VIOLENCIA EN LAS AULAS

«Además del acoso, el profesor escucha que no sabe hacerse con la clase»

La psicóloga isleña Yolanda Martínez subraya cómo el maltrato «de baja intensidad» que sufre el docente le acaba superando con el paso del tiempo

La piscóloga Yolanda Martínez. LA VOZ

A. G. Latorre

Es fácil de identificar el maltrato cuando tiene un estallido violento. Pero hay otro que pasa factura, el silencioso y mantenido en el tiempo. En el caso de los profesores , como desvela la psicóloga isleña Yolanda Martínez (coordinadora del área de Psicología educativa del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental) no iba a ser una excepción.

«Después de un e pisodio de violencia puntual el profesor padece un periodo de estrés , que puede devenir en ansiedad y de depresión. Como a cualquiera que pasa por este trance luego les cuesta volver a incorporarse a su trabajo». Pero para Martínez, en el caso de los profesores es especialmente reseñable que muchos terminan por padecer el Síndrome de Burnout ( profesor quemado) después de estar soportando durante periodos prolongados «un maltrato de baja intensidad , como es la falta de atención y de respeto, las risitas en clase o los insultos más o menos explícitos».

Para colmo, el profesional lamenta Martínez, «sufre que, además, en muchos casos escucha el comentario de que no sabe hacerse con la clase, que un buen profesor debe mantener el orde n». «Los alumnos terminan minando la moral del profesor, que empieza por ignorar los malos comportamientos y acaba interiorizando todo ese estrés».

La falta de herramientas de las que dispone el docente para mantener su autoridad provoca esta situación de frustración por parte del profesor, «que acaba con bajas bien por depresión o ansiedad o por somatizar su malestar ». Cuando la situación llega al límite, el único camino que le queda al docente es «pedir un cambio de destino».

Afortunadamente, el sufrimiento del profesor suele acaba cuando éste cambia de destino «y lo termina asociando a una mala situación del pasado».

La especialista indica que algunas de las señales que advierten de que el profesor necesita ayuda suelen ser problemas para dormir, pérdida de memoria y ansiedad . «Si se mantiene esta situación durante más de un mes es necesario poner remedio», aconseja.

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