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Llanto por CNN+

Debería preocupar a los que entienden el periodismo como un recio escudo contra los excesos del poder

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Verán, algo no va bien en mi profesión de periodista. Últimamente, cuando me encuentro con un colega, caemos en un estado de melancolía e incertidumbre sobre nuestro trabajo. Hay señales que anuncian lo peor y habría que ser muy insensato para no reparar en ello. Y no, amigo lector, éste no es un debate de periodistas, si ha leído hasta aquí, no le costará entender que hay en juego algo más. Probablemente sean unos agoreros los que anuncian que el periodismo está en fase de extinción, sobre todo porque tengo la seguridad de que siempre que haya buenos contadores de historias estaremos ahí.

El cierre, la forma en que ha sido cerrado y sustituido el canal de noticias CNN+ debería preocupar a todos los que creemos que el periodismo es algo muy serio, y que, cuando está bien hecho, es un recio escudo que siempre está presto a corregir excesos del poder. Una amiga extranjera llega a esta conclusión: dime qué medios de comunicación consumes y te diré quién eres; dime qué programas triunfan en España y te contaré cómo son los españoles. Quizá sea una exageración, aunque cada vez que reparo en la osadía de mi amiga creo que tiene razón. Después de doce años, una televisión bien hecha como CNN+ se va a negro para que un canal Gran Hermano 24 horas nazca. O sea muere lo que hace falta, nace lo inane e innecesario. Muere lo oportuno, lo que nos une, lo que nos hace reflexionar, comprender y entender las razones de unos y otros, que no otra cosa es el mundo de la noticia, y nace lo chabacano, una isla de macarras, ágrafos y groseros que copulan delante del telespectador que babea viendo el espectáculo.

Cierra CNN+, se derrumba el Grupo Prisa, que era hasta ayer un imperio mediático. Se despide a periodistas veteranos, que son además de grandes trabajadores los únicos que pueden enseñar a los que llegan que esto de ser periodista es algo más que estar delante de una pantalla del ordenador. Nos mandan gerentes y marquetinianos que vienen de bancos y empresas de refrescos. Son estos los que nos dicen que esto no aguanta, que el mercado manda, que nos dejemos de pamplinas con la martingala de la calidad de los contenidos y la ética profesional. En fin. habrá que aguantar hasta donde podamos, por eso hoy le pido al lector que esté muy atento a lo que lee, escucha y ve. No se trata de nosotros, se trata de ustedes, fundamentalmente de ustedes. Yo solo digo y diré que jamás trabajaré con miedo. Un periodista no puede trabajar con ese bicho dentro de su cuerpo. Antonio San José, un grande de la entrevista televisiva y padre hasta ayer de CNN+, ha enseñado esto a todo aquel que le haya querido escuchar. Reparen en él cada vez que vean un trozo de Gran Hermano, y caigan en la cuenta de lo que hemos perdido. Todos.