Tribuna

La portada de San Antonio, un bien cultural en peligro

PRESIDENTA DE CÁDIZ ILUSTRADA Actualizado: Guardar
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España es el segundo país con más ciudades Patrimonio de la Humanidad del mundo y, sin duda, Cádiz es una de las que tiene más razones para serlo: es la más antigua de Occidente, conserva importantes vestigios que lo ratifican, ha sido un enclave de trascendencia en la Historia, su cultura popular se compone de ricas manifestaciones como el flamenco, el Carnaval o su vocabulario propio, además de un increíble patrimonio histórico-artístico, por citar algunos argumentos. Para este nombramiento no vendría mal demostrar a la Unesco que el pueblo gaditano es buen conocedor de la riqueza patrimonial que posee y, por tanto, se preocupa de conservarla a lo largo del tiempo.

A propósito de esto último, sabemos de inmuebles de colosal importancia que se encuentran en un estado crítico de conservación como la Catedral, la iglesia de Santiago o la de la Pastora, por no citar la arquitectura de la Bahía. También sabemos por la prensa, que poco a poco se va luchando para conseguir financiación suficiente para su revalorización, aunque ésta debería llegar con mayor celeridad. Sin embargo, hay un elemento sumamente importante desde el punto de vista histórico-artístico que pasa muy desapercibido y necesita una intervención urgente. Me refiero a la portada de la iglesia de San Antonio de Padua, es una de las portadas barrocas más interesantes de Cádiz. La iglesia deriva de la primitiva ermita de San Antonio de Padua, construida a mediados del siglo XVII. Ante ella se instaló la antigua plaza de armas y en su collación se instalaron importantes familias de banqueros y burgueses en general.

La portada fue levantada a mediados del siglo XVIII y a pesar de ello presenta un lamentable estado de conservación, columnas salomónicas en gran parte erosionadas, desprendimiento de piedra, abundancia de excrementos de palomas, etc. En tiempos recientes no ha sido objeto de restauración alguna, sólo hace unos meses fue pintada la fachada pero omitiendo ejecución alguna sobre la pétrea portada que es lo más importante del conjunto exterior. Lo único que se hizo en ella fue colocar algunos dispositivos metálicos para evitar la presencia de estas aves, cuyos excrementos resultan nocivos para la piedra arenisca en que está labrada, aunque como vemos día a día al pasar por ella, esta medida preventiva no es suficiente para evitar la presencia de estos animales, que hacen un tremendo daño a la susodicha portada. De manera que parece ya va llegando el momento de comenzar una restauración en profundidad de la portada, ésta debe implicar una adecuada limpieza, refuerzo de los soportes, así como el refuerzo de los dispositivos destinados a evitar que las palomas continúen posándose en ella.

Siempre estamos en buen momento para realizar una obra de restauración cuando ésta urge, pero ahora que tenemos nuestras miras puestas en la celebración del Bicentenario de la Pepa lo es más todavía. En la plaza de San Antonio, entonces conocida como Campo de la Jara, tuvo lugar la proclamación de la Constitución de 1812, por tanto, debería ser uno de los espacios más cuidados para el esperado evento.