PINCHITO MORUNO

Comienza el Bicentenario

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Ya estamos en 2010. Este año las uvas lo llevaban pintado en color azul estero que indicaba que la Bahía de Cádiz comienza dos años de fiesta para conmemorar la Constitución del 12 y recordar como hace dos siglos lo único que quedaba de España eran San Fernando y Cádiz. Yo creo que fue el cazón en adobo, que ya existía por entonces según confirma en su libro Manolo Ruiz Torres, lo que dio fuerza a aquellas gentes y al grito de Bienmesabe al ataque pararon a los de la tortilla a la francesa, una cosa la mar de sosa, por cierto. Estamos en 2010. La cosa comenzó con fiesta a las doce en punto en la plaza de la Iglesia Mayor donde se concentraron unos cuantos miles de personas a pesar de que hacía un frío que enfriaba hasta los berberechos de La Gallega y de que el viento era capaz de hacer volar hasta los chicharitos de ese espectacular cazón en amarillo que ponen en La Marisma. Las cifras dan ánimos porque no era fácil que se concentraran 5.000 personas para ver en directo el cambio de año y más cuando en la televisión se ofrecía como primicia a Belén Esteban con nueva nariz. Ya más que le falta que se haga un 'pirsing' con cáscaras de coquina. De todos modos el Ayuntamiento de San Fernando, para lograr que la asistencia hubiera sido histórica, en vez de regalar la bolsa de cotillón, lo que tendría que haber regalado para la ocasión es un pepito de filetitos al Tío Pepe de los que ponen en La Mar de Fresquita, que eso sí que te quita el mal cuerpo. Es cierto que San Fernando, desde el punto de vista político no atraviesa un buen momento, pero quizás también tengamos todos que pensar que la oportunidad que vive la ciudad en este año hay que aprovecharla y puede servir para dar a conocer todos esos tesoros que tiene ocultos entre sus calles cuyas fronteras marcan las papas aliñás de la Venta Vargas y las irrepetibles charlas a los postres de Gabriel el de Los Tarantos, capaz de hacer reír hasta a las lisas de estero. La Bahía de Cádiz tiene a lo largo de los dos próximos años una inmensa posibilidad de darse a conocer gracias al Bicentenario. El mensaje que se proyectaba sobre las fachadas de la Iglesia Mayor de San Fernando diciendo que el bicentenario somos todos, debe ser algo más que una frase y San Fernando debe contar en este año, en el que es la protagonista, con el apoyo de toda la Bahía de Cádiz.

El Juan Sebastián Elcano, que tenía previsto ayer cruzar la Bahía para dar también su peculiar saludo al comienzo de las fiestas del Bicentenario, era un buen símbolo de la importancia de evitar los localismos y los intereses personales en todas estas celebraciones. Necesitamos ahora dar la máxima difusión a las convocatorias y procurar que la participación ciudadana sea alta para que San Fernando salga en todos los sitios posibles. Yo ayer comencé mi particular conmemoración. Me compré unas papitas fritas en el puesto de Antonio, me tomé un 'durcesito' en La Mallorquina y como traca final, ya de noche, me puse de rodillas delante del despacho del Deán y prometí amor eterno al bienmesabe. Felicidades, San Fernando.