COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

La punta del Iceberg

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El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos, que decía Pablo Milanés. Lo siento, nunca creí que citaría a Milanés pero me ha llegado la hora. Y eso que pertenezco a la generación de los '40 teen', los adolescentes de cuarenta, hijos del 'baby boom'. Los que nacimos justo cuando el hombre llegaba a la luna, los que celebramos este año los mismos cumpleaños que el Puente Carranza, los que apagamos las mismas velas que Barrio Sésamo -por eso entendemos tan bien la distinción que hay entre arriba y abajo o dentro y fuera- y la Nancy -la nostalgia está haciendo caja con nosotros que da gusto-. Los que nacimos a la vez que Internet (aunque tardara en llegar a España... ¿veinte años?), los que, por reacción, somos más conservadores que nuestros hermanos mayores.

Sí. Es lo que pasa. Que nos vamos poniendo viejos. Por eso me sorprende tanto lo de La Punta. Tanto como le sorprende a usted. La juventud es la juventud. Y la juventud baila, pero esta juventud no baila sola, «si fue el alcohol, la timba, si fue la coca» cantaba Loquillo. ¿Quién sabe? Lo cierto es que ciento cincuenta personas hicieron de La Punta el pasado viernes el último sitio al que uno iría a celebrar una Nochebuena. Y es sólo la punta del iceberg.

Ciento cincuenta jóvenes que entretuvieron su noche en acorralar a la Policía y en montar una batalla campal allí donde dice el Ayuntamiento que se puede beber, allí donde mañana esperarán al año nuevo los que aún tienen edad de esperar. Ciento cincuenta jóvenes que según la Policía: «No sabemos qué habrían tomado pero parecían zombies». Zombies... ¿sería un homenaje a Michael Jackson? Que tengan ustedes un feliz año.