Tribuna

La tribu

DIRECTOR DEL IES SANCTI PETRI Actualizado: Guardar
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El pasado 27 de noviembre organizamos un acto en el Sancti Petri de San Fernando para celebrar el XXV aniversario de su inauguración. Para ello invitamos a los medios de comunicación y el eco que obtuvimos fue mínimo: una noticia cariñosa, eso sí, en un diario local.

En los últimos tiempos estamos utilizando en Educación todos los medios y maneras de «vender» el producto, como hacen cualesquiera de los jefes de venta de cada una de las «tiendas» de la tribu. La competencia y el mercado libre han llegado también a la educación. Pero quiero creer que no es ése el trasfondo político que nos mueve, -aparte de cierta competencia entre centros de una misma localidad, los alumnos están «caros» hoy día-, sino más bien el dicho que José Antonio Marina repite constantemente: «es necesaria toda la tribu para educar a un niño».

Es por esta razón que se aprovecha cualquier circunstancia para hacer un «festejo» y tratar que participen en la vida diaria de un centro todos los «agentes educativos». No hace tanto, los agentes educativos se reducían a mi vecina Pepa, que si me veía jugar a la pelota en un lugar poco adecuado o tirar un papel al suelo se lo decía a mi madre o directamente me echaba la bronca. A ella, junto con el maestro, a mi padre y mi madre se reducía la «tribu», pero todos colaboraban en la educación del niño.

Hoy mi vecina Pepa es la televisión, el periódico, la wii, internet,... los medios de comunicación, que son, básicamente, los encargados de decirnos qué está bien y qué no junto con la escuela. Los padres tienen poco tiempo, están muy ocupados y ellos serían motivo de otro artículo.

Para algunos puristas, la educación ha cambiado mucho en poco tiempo. Da la sensación, después de varias reformas educativas, que aquella pretensión de D. Antonio Machado de hacer «universidades populares de cultura superior» hemos terminado confundiendo las voces con los ruidos y creado «universidades superiores de cultura popular», exactamente lo contrario de lo que pretendíamos.

En definitiva, debido en gran parte a esa urgencia que los medios transmiten, hemos terminado confundiendo qué es cultura y al final cultura es hacer botijos con barro subvencionado.

Vale con que el político de turno vaya a inaugurar un acto y le acompañen los suficientes medios para determinar automáticamente que eso es «Saber», «Cultura». Hemos terminado convirtiendo medias verdades en verdades a base de repetirlas. Y lo que es peor, creérnoslo.

A pesar de esto, desde la escuela, seguimos luchando y los colegios, los institutos están llenos de Pepas y de Joaquines, de Cármenes y de Antonios que constantemente están afanándose para sacar adelante montones de proyectos y programas de innovación educativa -y mira que nuestra Consejería tiene!.: Centros TIC, Bilingües, Escuelas Espacio de Paz, Gestión de Calidad-; pero también directamente trabajando, nada más y nada menos, para que los alumnos saquen adelante sus cursos porque, no nos confundamos, lo que más se aproxima a la Cultura es «la carrera del galgo»: la denigrada Universidad, la denigrada Escuela, el denigrado Instituto de Secundaria. ¿Pero quién denigra si todos, incluidos los medios de comunicación, nos preocupamos mucho por la Educación?

No es cierto, a los medios no les preocupa, a los medios de comunicación les interesa poco. Hasta el punto de que, y yo lo entiendo, les interesan más los «Griñanes y los Chaves» y los/as alcaldes y alcaldesas y los Tom 'Cruises' y las 'Camerons', los grandes hermanos y, como mucho, los botijos con barro subvencionado si van a inaugurarlos los anteriores.

Me parece a mí que hay tiempo para todo y que si se debe dar ese «pacto por la educación» es imprescindible que estén los medios de comunicación y que den publicidad de toda la vida que se da en un centro educativo, que lo apoyen con su presencia, que difundan sus experiencias.

Hay gente muy válida y asuntos muy importantes que se tratan allí dentro y que si no queremos, como decía el replicante de 'Blade Runner' en la terraza del edificio Bradbury, «que todos esos momentos se pierdan como lágrimas bajo la lluvia torrencial de Los Ángeles», habrá que airearlos. Es mejor eso que airear vidas ajenas, por más que nos guste a todos el cotilleo.

Es decir, para «educar a un niño se necesita a la Tribu» y la tribu la componen ahora muchos agentes: desde nuestra jefa, al jefe/a de la ciudad; el presidente de una asociación de vecinos o de una asociación deportiva; las limpiadoras, el director de un coro de carnaval o el director de una empresa donde los alumnos van a hacer la F.C.T. La tribu es extensa y mejor o peor, todos colaboran, pero sin los medios de comunicación nos quedamos muy cortos.