el rayo verde

Cerezas encadenadas

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En la política, cualquier gesto produce el conocido efecto «plato de cerezas», o sea que se toma una y salen muchas más enganchadas. Cada movimiento tiene consecuencias en cadena, así que ahora mismo la ristra traza una larga línea de incógnitas abiertas en diferentes escalones del poder: desde la más alta y conspicua vida interna hasta la pequeña escala local y casi de vecindeo.

Empecemos por el nivel más alejado del centro: el cargo de delegado o delegada provincial de Vivienda está en el aire aún, porque la candidatura de Silvia López cuenta con la resistencia del consejero, que debería ser razón suficiente -digo yo-, pero además tiene como telón de fondo el problema aún abierto entre Zona Franca y Quality Food. Aunque sea cierto que una cosa es la candidata y otra cosa su marido -el dueño de la ruinosa Quality que debería recibir un buen montón de billetes de ZF- parece que hay una enemistad manifiesta entre la actual gerente de la Oficina de Rehabilitación y José de Mier. No se esperan muchos más cambios en las delegaciones provinciales, salvo «patadas para arriba», pero aún queda por completar el recambio en el segundo escalón de la Junta, donde sí que se han dado sorpresas.

Una segunda cadena de guindas, que son más nuestras, sale del plato prendida a la sustitución en el Senado de Luis Pizarro y Mar Moreno, actuales consejeros de la Junta. Una plaza, segura, es para Luis García Garrido, cuya gallardía al aceptar su anómalo descabalgamiento del Gobierno andaluz ha sido muy elogiada, y también produce una mezcla de bochorno y gratitud. La otra está en una dura y difícil disputa entre Manuel Gracia, lo que propiciaría su salida del grupo socialista en el Parlamento andaluz, un relevo más que maduro ya, y Francisco Vallejo, el gran excluido en la operación de recambio en la Casa Rosa, a quien sería peligroso dejar mano sobre mano, por cuanto pueda suponer de desestabilización en la pax, romana eso sí, existente en el PSOE-A.

Entre tanto, el nombramiento del consejero de Gobernación alcalaíno como presidente del Consorcio del Bicentenario se hizo esperar hasta este viernes a las dos de la tarde. Todas las miradas estaban puestas en el fax, porque pasaban los días y no llegaba la confirmación de Moncloa, a pesar de que Pizarro había expresado su deseo de ocupar este puesto de gran proyección local. Como el cargo es de designación directa de Teresa Fernández de la Vega, presidenta de la Comisión Nacional, el tiempo en la tramitación se interpretaba en clave interna como un termómetro del estado actual de las siempre delicadas relaciones con Ferraz, después del subidón a raíz de la filtración del nombramiento de Chaves y su rápido relevo por Griñán. No será el único cambio en el Bicentenario. Todo parece indicar que su gerente, María Luisa García Juárez, se irá más pronto que tarde, aunque la salida se hará con suavidad. Ella tiene previsto un tiempo de relax y meditación a primeros de junio. Veremos.

Mayor es la incógnita respecto a Mar Moreno. Griñán ha sido muy listo al traerla a Sevilla y darle la Consejería de Educación, que había convertido en troncal en su programa de Gobierno. Habrá que ver si encaja en el sitio preparado, o si se decide a hacerse su propio perfil de «presidenciable», alentada por sectores socialistas de Andalucía Oriental y de Madrid. Moreno, en un año de restricciones presupuestarias, no podrá disponer de grandes recursos para lucir su cargo, ya que los ingresos se encogen y crecen los gastos de protección a los parados y creación de empleo.

Mientras en Madrid, el debate del estado de la nación tiene al PSOE al borde del ataque de nervios. Qué temporada