Cartas

¿Y dos bombillas!

Estos chicos se nos han vuelto todos marxistas. Bueno, la verdad es que nunca habían entrado ni salido en ello. Siempre tuvieron, como todos los malos estudiantes, una cierta aversión a posar sus ojos sobre los libros, a hincar los codos en una mesa de estudio o a meterle el diente a El Capital de don Karl Marx.

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Y menos aún con espíritu crítico. Vivieron - mientras les fue rentable- de los tópicos / dogmas de la lucha de clases, las plusvalías, las superestructuras, la alineación y la «religión como opio del pueblo»

Cuando Felipe dijo aquello de «antes socialistas que marxistas» ya era demasiado tarde. Porque, por entonces, más o menos, Boyer se quedó con Rumasa, Alfonso gritó «tós iguales, tó pal pueblo» mientras concedía favores a cambio de cafelitos, surgía lo de Filesa y Malesa y Roldán y el mismo Felipe se enriquecía, capitalismo puro y duro, con el venezolano Cisneros

Eran otros tiempos. Lo de la «lucha de clases» sólo la predican hoy algunos clérigos trasnochados, curas progres y rebotados, iletrados, ayunos de economía, sociología e historia

Ahora, a los nuevos chicos, les ha dado por metamorfosear la «lucha de clases» en violencia de género, machismo, homofobia y lenguaje sexista Es el igualitarismo rampante y falaz.

Ahí tienen si no a los nuevos ideólogos del partido: El Zapa, Pepino, la de la Vogue y el Zerolo de los orgasmos.

Y doña Miembra con sus (¿será esa la mal llamada discriminación positiva?) bibliotecas para mujeras miembras. (Sugiero se «concedan los mismos derechos» a simios y simias )

Bueno, a lo que voy. Que han vuelto al marxismo.

Pero no al de don Carlos. Al de Groucho: ¿Y dos huevos duros!

Ahora, según el ministro Sebastián, para cada ciudadano / ciudadana ¿Dos bombillas!

Luis Suárez Ingenuo. Cádiz