LUCES Y SOMBRAS

Examen de conciencia

Examen de conciencia, dolor de corazón, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Estos son lo requisitos exigidos por el viejo catecismo de Ripalda para que el sacramento de la confesión sea válido. En realidad Ripalda es un adelantado de su tiempo porque lo que viene a recomendar es la práctica de lo que hoy se entiende como sano ejercicio de la autocrítica, es decir, eso que los partidos políticos aconsejan para los demás pero que nunca o casi nunca se aplican a sí mismos.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ahora que el PSOE de Cádiz celebra su asamblea reglamentaria para elegir una nueva dirección, tal vez sea el momento oportuno de analizar las causas del estado de postración que viene arrastrando desde que perdió las elecciones municipales en 1995. Que se sepa, todavía no ha realizado la menor autocrítica sobre esta cuestión. Eso sí, ha cumplido la penitencia, con creces, dicho sea de paso, pero han brillando por su ausencia el examen de conciencia y el propósito de enmienda.

Probablemente existen muchas razones que expliquen el largo periodo de ostracismo político del PSOE gaditano. Todas serán más o menos convincentes pero hay una que en mi modesta opinión alcanza un cierto peso específico: el partido socialista, como escribí hace tiempo, no ha sabido, no ha querido o no ha podido defender eficazmente ante la opinión pública su propia gestión en el ayuntamiento. Gestión que además se ganó la confianza de los electores a lo largo de 16 años. Especial relevancia adquiere el último mandato socialista. En las elecciones de 1991 solamente seis candidaturas socialistas de capitales de provincia consiguen la mayoría absoluta. La de Cádiz fue una de ellas. Es un dato significativo.

En ese último mandato se inician toda una serie de proyectos de singular importancia para la ciudad. Todos tienen asegurada su financiación. Para los que poseen una memoria frágil conviene recordarlos: remodelación del Cerro del Moro, Palacio de Congresos, castillo de Santa Catalina, Centro Náutico Elcano, Plan Urban ,que supone una inyección de 3000 millones de pesetas en el Pópulo y Barrio de Santa María, convenio con la Junta de Andalucía para la rehabilitación viviendas por un importe de 15 mil millones de pesetas (bien que se nota en el casco antiguo), cuarteles de Varela, vía rápida por la calle Algeciras, Escuela de Hostelería, reordenación urbanística de Astilleros, desaparición de los depósitos de CAMPSA para facilitar el desarrollo de Puntales, parcela de la Telegrafía sin Hilos, grupos de vivienda en construcción y un largo etcétera. Esa fue la herencia que recibió el gobierno municipal que sale de las urnas en las elecciones de 1995.

Como la paternidad de esos proyectos no se defiende por el PSOE, el partido Popular los presenta como propios y como balance de una gestión que apenas cuenta con productos de su propia cosecha. El resultado de esa incomprensible actitud ya es conocido: el PP arrasa en las elecciones municipales de 1999.