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'Chiringuitosis'

En Cádiz, el concepto de chiringuito está conociendo una nueva primavera, una expansión sin parangón conocido. El Maria Moliner lo define como: «bar de poca categoría, a menudo al aire libre, donde a veces también se sirven comidas». Con esto aquí no tenemos ni para empezar, lo nuestro responde mejor al concepto anglosajón de chiringuito center.

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Posiblemente Cadiz padece chiringuitosis, descrita en el Farreras como la «enfermedad crónica caracterizada por el aumento desmesurado de chiringuitos». Aquí la padecemos en su versión mas grave: la múltiple. Incluso en algunas zonas de la ciudad, se ha agravado derivando en chiringuitis, a consecuencia de la inflamación del tejido urbano por la proliferación de chiringuitos.

En nuestra ciudad montar un chiringuito cuesta casi tanto trabajo como construir un pabellón en el casco antiguo. Suele comenzar con la convocatoria de un concurso público, en el que es imprescindible que quien redacta el pliego de condiciones no se haya leído el PGOU. Se licita, se adjudica y, tras oportuna investigación periodística, se detecta que el chiringuito ocupa varios miles de metros cuadrados más de lo que le permite dicho PGOU. A continuación la gente empieza a organizarse para protestar, momento en el que todo queda paralizado.

Cadiz siempre ha sido muy estricta en lo atinente a la etiqueta chiringuitera, resumidamente: camiseta sin mangas, para ventilar por arriba, pantalones de deportes holgones, para ventilar por abajo y chancletas multiuso, para facilitar la ventilación subterránea. En los nuevos chiringuitos de diseño fashion ya no basta con ese atuendo, exigen, como mínimo, camiseta negra y pantalones pirata blancos.

Como no podía ser de otra forma, Cádiz CCC y cuna de las libertades, no se ha conformado con circunscribir este fenómeno al terreno siempre prosaico del urbanismo, aquí hemos saltado al campo del pensamiento generando el movimiento chiringuitista, de clara inspiración municipal y su antónimo el antichiringuitista de variada procedencia. El primero suele actuar por medio del chiringuitazo a lo que el segundo responde con la concentración lúdico reivindicativa. Por ahora ganan los segundos, esperemos que siga así.