TRIBUNA LIBRE

Así no, alcaldesa

Pienso que el que exista debate en una sociedad es no sólo bueno sino necesario para el progreso, demuestra que esa sociedad tiene pulso y se preocupa por su entorno. Debates como los que últimamente se están produciendo sobre el derribo o no del edificio de la Aduana o del que albergaba la antigua Escuela de Náutica son una muestra de ello.

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Las minorías deben ser escuchadas con atención, nunca nadie está en posesión de toda la verdad, y luego es a los gobiernos democráticamente elegidos a los que corresponde tomar las decisiones oportunas. El acierto o no de las medidas que adopte se verán ratificadas en las urnas. Por tanto, y por la misma regla, las minorías deben respetarlas aunque no les gusten.

Dicho esto para evitar malas interpretaciones, quiero expresar la sorpresa que me causaron las declaraciones de la alcaldesa cuando, al ser preguntada por el proyecto de instalar un restaurante en el mirador de la Playa de Santa María del Mar, intentó justificarlo con el argumento de que ella no había venido a esta ciudad a contar metro más o metro menos, sino a fomentar el dinamismo y la riqueza.

Lo siento señora alcaldesa, pero son unas declaraciones inoportunas e inadecuadas de alguien que es la garante de que se cumpla la legalidad y la primera en dar ejemplo. Porque, en este caso, a diferencia de los anteriormente reseñados, no estamos hablando de la opinión de unas minorías, sino de un proyecto que incumple el PGOU. ¿Se imagina si los hosteleros aumentaran el tamaño de sus terrazas más de lo permitido con el argumento esgrimido de aumentar la oferta y la riqueza? La plaza en cuestión, conocida hace años por el campito, fue urbanizada por Costas. Al ejecutar el proyecto, la Corporación de entonces solicitó que bajo la plaza se albergaran infraestructuras que dieran servicio a la playa, tales como aseos, vestuarios, botiquín, pañoles y hostelera. Todas las infraestructuras reseñadas han estado a pleno rendimiento excepto la referida a la hostelería, que permanece en bruto. No recuerdo las medidas exactas del citado espacio pero sí puedo asegurar que, además de ser bastante grande como para albergar un restaurante, tiene la posibilidad de un mayor aprovechamiento, pues permite dos alturas con un amplio ventanal al mar.

Durante el tiempo que tuve la responsabilidad de gestionar la Delegación de Playas, los intentos para conseguir su ocupación fueron baldíos, y eso que en uno de ellos se incluyó la posibilidad de que el adjudicatario pudiera atender un pequeño quiosco de 5-6 metros cuadrados ubicado en la plaza. Sí hubo entonces la oferta de un empresario, conocido y solvente, de concursar, pero con la condición de aumentar los metros cuadrados de ocupación de la plaza, oferta que fue rechazada por incumplir el PGOU.

Al igual que no me pareció apropiado hacerlo cuando estaba bajo mi responsabilidad, independientemente de la ilegalidad, tampoco me parece ahora adecuado que en una plaza de 2.295 metros cuadrados se pretenda construir una instalación de 260, de dos plantas, lo que supone mucho más del 11,3% de ocupación, por el enorme impacto visual que produciría. Rectificar es de sabios, lo malo es que, cuando se está rodeado de mediocridad y, a veces, ignorancia, es más difícil darse cuenta de que uno se puede estar equivocando. Para terminar manifestar que empresarios con iniciativa, como el señor Pablo Grosso, son más que deseables en nuestra ciudad.