Ten points. Dix points». Hasta España se rindió a la abracadabrante puesta en escena de Lordi y contribuyó con su puntuación a aupar al primer puesto al quinteto finlandés. La 51ª edición de Eurovisión, celebrada en Atenas el pasado sábado, terminó con el mal fario de un país eterno colista en el festival. «Finlandia hace historia», se congratulaba ayer el diario Helsingin Sanomat, soslayando la polémica elección de una banda condenada por la todopoderosa Iglesia luterana, que veía en su teatral puesta en escena «una promoción del culto satánico». Sólo el 41% del país apoyó su candidatura.