TROPICAL. El hotel está completamente rodeado de árboles, flores y enredaderas.
Turismo

Un refugio tropical en primera línea de playa «Vinimos a hacer noche y acabamos comprando la casa»

Un chalé convertido en hotel, pared con pared con el gigante Meliá Atlanterra, es el retiro zahareño de políticos y artistas

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«Originariamente la vivienda tenía sólo la planta baja, pero sus anteriores dueños construyeron el piso de arriba, tal y como la compramos nosotros. Abrimos el establecimiento con tres habitaciones y luego le hemos ido haciendo distintas reformas hasta quedar como está ahora, con siete», recuerda Emilia, una de las propietarias.

Su marido, Richard, añade: «¿por qué elegimos este lugar? es un sitio estratégico, tranquilo, la verdad es que la zona se ofrece a abrir un negocio de estas características por las posibilidades que hay en primera línea de playa. De todas formas, también hay que decir que tuvimos mucha fe y esto ha dado sus frutos».

Tras su maduración, El Varadero se ha convertido en un acogedor hotelito de apenas siete habitaciones, completamente rodeado de vegetación, que dispensa a sus clientes un ambiente de sosiego y un trato familiar. El pequeño establecimiento está separado sólo por una valla metálica del gigante complejo del hotel Meliá Atlanterra, con casi 300 habitaciones, cuya oferta, característica del negocio vacacional más puro, se contrapone a la filosofía de El Varadero.

En «el hotelito», como lo llaman sus propietarios, saben «cómo funciona» el mercado y «cuáles son sus oportunidades». «Los negocios pequeños tenemos que poner más cuidado al trato con los clientes y en los detalles, que hacen que el que nos visita note la diferencia con respecto a los grandes hoteles. Por ejemplo, incluímos en el precio de la habitación un desayuno con café, zumo natural, fruta, tostadas, cereales... lo que el cliente quiera y en la cantidad que quiera. Otro detalle que me gusta es servir la mermelada en pequeños recipientes en vez de poner las raciones individuales que vienen de fábrica». El cuidado de los detalles es el mejor aliado del pequeño negocio turístico en un mercado de grandes cadenas.

El restaurante del hotel, muy conocido en la zona, ofrece una sorprendente mezcla de sabores entre la más arraigada tradición alemana y las materias primas gaditanas: desde pastas y solomillo de retinto, a un strudel de postre, en una terraza rodeada de flores, árboles, enredaderas y caminos de piedra.

La casa está rodeada de un gran jardín que convierte en frescas las tardes e invita a la lectura en el césped. Si el visitante se pierde en este bosque en miniatura, encontrará una pequeña senda que le llevará en unos pasos a las blancas arenas de Los Alemanes. Es la unión de su discreta tranquilidad y el espíritu veraniego. El Varadero es un hotel de carácter familiar, cuyos propietarios saben transmitir esa sensación hogareña y acogedora a sus huéspedes. Todo comenzó hace 18 años cuando la familia Greisser Bustamante llegó una noche a Zahara de los Atunes «buscando alojamiento para una noche». El sitio les gustó y compraron un pequeño chalé en Atlanterra, donde instalaron su negocio.

Desde entonces todo les «ha ido bien» y gozan de una clientela fija entre las que se cuentan personalidades de la política y el espectáculo como Jesús Quintero, Imanol Arias o Felipe González.

Mayo es el mes más flojo de la temporada para este negocio pero, durante el verano, «es normal» que el establecimiento esté siempre completo. Sus propietarios aseguran que «la mejor publicidad» que tiene El Varadero «son las recomendaciones de sus clientes, que atraen a más gente». «Esto es toda una satisfacción», comentan.