INVESTIGACIÓN. En el Laboratorio de Energía Solar tratan de difundir y formar especialistas para extender el uso de la energía solar. / GONZALO HÖHR
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El negocio de la energía fotovoltaica empieza a despuntar en la provincia

A pesar de sus inmejorables condiciones, Cádiz lleva un considerable retraso en la implantación Las instalaciones, aunque costosas, se amortizan en una década y después sólo producen beneficios

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La energía solar no es ciencia ficción. Ni una promesa de futuro. Es casi el presente, teniendo en cuenta que el petróleo y el carbón son dos ancianitos a los que les queda pocas velas que apagar en esta tarta mundial en que se ha convertido el planeta. Sin embargo, ¿por qué la mayoría de los ciudadanos arruga el entrecejo cuando oye hablar de energía solar, de kilowatioshora o de paneles fotovoltaicos?

Es probable que por desconocimiento, que a su vez tiene origen en la falta de información. Pero hoy en día invertir en energía solar fotovoltaica es como hacerlo en Bonos del Estado. Mucho más ecológico que especular con la venta de viviendas y más seguro de lo que muchos piensan.

Al margen de la energía solar térmica, que está mucho más extendida y que se utiliza a nivel doméstico para obtener agua caliente, la fotovolcaica con conexión a la red es otra variante que supone aprovechar la luz solar y convertirla en euros. ¿Cómo funciona? Sencillamente, colocando una serie de paneles que transforman la energía solar en electricidad y la introducen en la red. A cambio, la compañía eléctrica le abona una cantidad que es de un 575% sobre su precio y que equivale a 42 céntimos por kilowatiohora.

Cádiz es, a todas luces, uno de los lugares más privilegiados de Europa y, sin embargo, el retraso en la instalación de estos sistemas es patente. Mientras en toda la región se multiplican los proyectos y las peticiones de subvenciones, en la provincia aún queda mucho trabajo por hacer. Según las estadísticas de la Agencia Solar de la Energía, a 5 de diciembre de 2005 sólo había una solicitud para instalaciones de producción de energía fotovoltaica con conexión a red, con una inversión total de 45.594 euros y otras siete de solar fotovoltaica aislada, es decir, la que se utiliza para consumo propio, con una inversión de 48.493. Es de esperar que algunos de los 1.500 megawatios que se instalarán próximamente recalen en la provincia.

Desde luego, iniciativas hay unas cuantas. Pero actualmente, tan sólo la Universidad de Cadiz, el Instituto de Secundaria Seritium de Jerez y otros proyectos pequeños han dado un paso al frente. En cuanto a las empresas, un puñado de ellas tratan de abrirse camino y su primer obstáculo es la falta de información. En principio, todas ellas ofrecen servicio de asesoramiento, estudios previos, instalación y gestión del papeleo pero su primer labor, antes de todo eso, es de difusión.

Se trata de empresas muy jóvenes. Igfoton (www.igfoton.es) nació a finales del año pasado al abrigo del Laboratorio de Energía Solar de la Universidad. Su director técnico, el ingeniero Raúl Fernández Vidal, explica que se encargan tanto de asesorar a las empresas como de ayudar con los trámites y llevar a cabo la instalación. «Estamos tratando de que los propietarios de viviendas unifamiliares se animen a instalar placas fotovoltaicas». En la actualidad, barajan un par de proyectos en Cádiz capital y otros tres o cuatro en la Bahía. «Nosotros establecemos los contactos con los posibles clientes pero tenemos la gran ventaja de ir acompañados de la Universidad, que se encarga de evaluar las instalaciones, siempre buscando mejores tecnológicas».

La otra empresa, Enerpal, también es de reciente instalación (junio de 2005), aunque la matriz de la empresa procede de Palencia y acumula una larga experiencia en proyectos de energía solar, tanto térmica como fotovoltaica, en toda España. Esta empresa ofrece realizar todos los trámites, desde la búsqueda de un terreno (si el inversor no lo tuviera), hasta la solicitud del punto de conexión con la distribuidora eléctrica, el alta en el Régimen Especial de Producción de Energía, el proyecto de investigación, la tramitación de las subvenciones y las licencias municipales correspondientes. «La inversión que se necesita es un poco alta», reconoce el gerente de Enerpal, Rubén Cobos, pero es «tremendamente rentable».

Una afirmación con la que no puede más que coincidir Rafael Jiménez Castañeda, responsable del Laboratorio de Energía Solar de la UCA. La rentabilidad que se obtiene, explica Jiménez Castañeda está garantizada durante 25 años. Después baja, pero en cualquier caso, la investigación avanza tanto que es probable que para entonces merezca la pena desmontar los paneles y montar otros más modernos.

De hecho, todavía queda mucho por investigar para exprimir mejor la energía del astro. Hoy en día, los paneles aprovechan el 12% de esta energía. «Parece poco, pero es que en el carbón y en el petróleo está en torno al 30%». Aún así, «hay mucho por hacer», admite el responsable del laboratorio.

La propia Universidad tiene la instalación más grande de toda la provincia, que se puso en marcha en 2003: 144 módulos de silicio monocristalino cuya potencia pico es de 17,28kWp, que podrían estar rindiendo 10.000 euros al mes. De momento, se vierte a la red la energía pero no se cobra, «aunque se hará», concluye Jiménez Castañeda..