MAZAZO. Muchos nervios ayer en el palco. / FRANCIS JIMÉNEZ
Cádiz C.F.

Muñoz afirma tras el empate que «no es nuestro año»

Moralmente abatido, todavía confía en que su equipo pueda retomar el vuelo en Primera Le preocupa la moral del equipo tras el palo

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Solo y desamparado. Así abandonaba ayer el palco de autoridades un presidente de un equipo que semana tras semana ve como el agua irremediablemente le va llegando al cogote. La cara de Antonio Muñoz era un poema. Su equipo acababa de perder la que puede ser la última oportunidad de agarrar una categoría que se le está escapando. El presidente cadista era consciente de ello y, aunque apelaba una vez más a las matemáticas para salvar la situación, era consciente de que el resultado de ayer acababa con la poca moral que quedaba en la plantilla.

«No es nuestro año», decía con tristeza. Para argumentar esta frase, Muñoz volvía a indicar a la mala fortuna como la principal culpable de los males de su equipo. «Lo de hoy (por ayer) no ha sido normal», comentaba para tratar de entender que Assunçao acertará a poner ese balón a un jugador (Joaquín) que nunca suele marcar de cabeza cuando el brasileño ha estado negado du-rante toda la temporada. Además, Muñoz analizaba muchos de los partidos de Liga en donde su equipo había perdido puntos también a balón parado.

El presidente, como es habitual en los partidos en casa, bajó a los vestuarios para animar al equipo y a su entrenador. Un técnico con el que el Cádiz seguirá hasta final de temporada porque «a estas alturas lo mejor es estar todos unidos», comentaba.

Pero después del «mazazo», sólo queda hacer un llamamiento a la esperanza de que no todo está perdido aunque moralmente «estamos destrozados». En esta línea, Muñoz espera que se saque una victoria en Zaragoza para volver a llevar el optimismo a una grada de Carranza que ayer, tras marcar el gol del empate Joaquín, se dio de bruces con una realidad muy dura.

También se pasaron por el vestuario la mayoría algunos consejeros como Puig, González, Cuesta, García Marichal... Entre ellos, se repartieron algunas miradas cómplices de desánimo mezcladas con algunos abrazos propios de un funeral. Muy cabizbajo se pudo observar también a Pepe Mata. En este caso, y abatido tras el empate, prefirió no entrar en el vestuario.