BAHIRA ABDULATIF FILÓLOGA Y TRADUCTORA IRAQUÍ

«Es Occidente quien debe dar el paso decisivo hacia el entendimiento»

Bahira Abdulatif ofreció ayer en la Asociación de la Prensa de Cádiz la conferencia 'Las mujeres del Islam' Licenciada en Filología Española por la Universidad de Bagdad tradujo 'La arboleda perdida' de Rafael Alberti

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Sabe, literalmente, lo que es tener a la poesía como único asidero ante el terror. También lo que es ver cómo se trasforma y destruye el mundo donde creció, donde depositó sus esperanzas. Bahira Abdulatif nació en Irak hace 46 años en un tiempo en el que su nación, impulsada por el laicismo y el socialismo árabe, era un ejemplo de avance en el mundo musulmán. Especializada en Filología Española y Traducción, hoy es una exiliada en el país de cuya literatura se enamoró en su juventud. Una mujer independiente que lucha contra ese saco de prejuicios que es la imagen de la mujer musulmana en el mundo occidental. Ayer, en el marco de las conferencias organizadas por la Asociación de la Prensa de Cádiz, pronunció Las mujeres del Islam. Una reflexión en contra de los «falsos tópicos que están haciendo tanto daño».

Licenciada en filología de la lengua de Cervantes en la Universidad de Bagdad, Abdelatif se precia de ser la primera traductora al árabe de La arboleda perdida de Rafael Alberti. Un trabajo que realizó muy a pesar de los bombardeos de la segunda Guerra del Golfo y que le valió un premio.

«En aquellos días no teníamos luz y huíamos constantemente. Yo llevaba conmigo el libro y también el manuscrito. Me aferraba a él con fuerza porque, en un momento en el que no sabíamos si moriríamos o no, era todo lo que tenía. Mientras la gente rescataba sus joyas y su dinero yo llevaba mis papeles...», recuerda ante su inminente paso por la Fundación Rafael Alberti de El Puerto de Santa María. «Después de aquella publicación surgieron muchos artículos y estudios sobre Alberti. Durante años he intentado tomar contacto con la fundación y por fin ahora ha sido posible», añade.

Decidida a servir «de puente de entendimiento con el mundo árabe», Abdelatif defiende el conocimiento como única herramienta de convivencia. «La gente debe entender que el Islam no es una religión unitaria en la que todo el mundo siga los mismos preceptos sino que existen muy distintas lecturas del Corán al igual que hay muchas formas de vivir el Cristianismo. Entre ellas, hay algunas facciones que hacen barbaridades a la mujer en nombre de la religión, sin embargo hay otras muy distintas», explica incidiendo en que la generalización es muy peligrosa a la hora de atajar estos temas.

«No se puede hablar de la mujer musulmana como un gran compendio unitario ya que el sistema económico, social y político de cada país determina la situación femenina. En 1958 Irak ya tenía una ministra y en la década siguiente se contaba un 45% de ingenieras», asegura para llamar la atención sobre «el desconocimiento reinante que propicia los prejuicios.

Reivindicando siempre la figura de aquellas féminas que han erigido la bandera de la libertad en cualquier país, Abdelatif considera «que existen mujeres valientes y sumisas en cualquier país». «En el Islam hay mujeres laicas, feministas y modernas sólo hay que buscar más allá de fachadas prefabricadas», indica.

«Además, la imagen sesgada que se tiene sobre el mundo árabe y sobre la mujer propicia una autodefensa muy negativa por parte de esta última, que a menudo se siente marginada e incomprendida», explica para denunciar la postura de unos medios de comunicación «que prefieren centrarse en los temas conflictivos y marginales en lugar de ir más allá». «Al final, todo va incidiendo en un miedo al otro que favorece la incomunicación», asegura.

El papel de Occidente

Conocedora de excepción en medio de ambos mundos, Abdelatif no duda en afirmar que es aquí donde «debe darse el paso decisivo hacia el entendimiento». «Se espera mucho de Occidente porque aquí ya se han alcanzado derechos ciudadanos y democráticos que son las herramientas que hay que trasladar a otras partes del mundo», asegura. «Existe una ignoracia mutua de la que tanto Occidente como los árabes son culpables. Lo que ocurre es que en Europa y Norteamérica se ha alcanzado un nivel de vida y bienestar que les permitiría hacer movimientos por el entendimiento imposibles desde un mundo que todavía lucha por sobrevivir y comer cada día», afirma.

Nacida en uno de los países más convulsos en los últimos años, Abdelatif llama la atención sobre «cómo ahora mi país no tiene nada que ver con el lugar en el que yo nací». «Irak vive en medio del caos y es en ese ambiente donde triunfan las salidas radicales y reaccionarias. Determinados grupos quieren que se den pasos hacia atrás en la integración de la mujer que siempre tuvo allí una situación mejor que en el resto de países árabes», dice lamentando lo difícil de un momento de tanta destrucción.

Con el respeto al otro como máxima fundamental, Abdelatif insiste en que «debemos darnos cuenta de que todos somos parte de una misma civilización, la del ser humano. La historia nos muestra cómo en determinados momentos unos pueblos tienen supremacía sobre otros y que no se debe dejar que reine el egoismo aislacionista. Todos vivimos en el mismo planeta y debemos ayudarnos unos a otros», recalca.