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El honor de los Urdangarin

«Están destrozados»

El honor de los Urdangarin

24.12.11 - 14:52 -
Mi madre está fatal. Con todo lo que se está diciendo... nuestro padre tan delicado y malhumorado. Está siendo muy difícil». Hace pocos días, Mikel Urdangarin se desahogaba con un conocido en las instalaciones del Estadio, el club deportivo que dirige en Vitoria desde 1996, donde se le ve más serio de lo habitual. Él y su discreta familia «están destrozados», coinciden varios allegados. Como la Casa Real, los Urdangarin se habían preparado para pasar un mal trago desde que Iñaki y Cristina con sus cuatro niños hicieron las maletas a Washington hace dos años y medio. Pero calcularon mal. Ha sido peor. La onda expansiva del escándalo del año ha dañado no solo la imagen de la monarquía española sino ese valor sagrado para una familia trabajadora y austera, de hondas raíces vascas y católicas: la honradez.
A medida que han ido creciendo los ceros en los cobros de la presunta trama del yerno del Rey -Hacienda los cifra en más de 16 millones-, la ciudad donde vive la mayor parte de su familia ha pasado de la sorpresa a la indignación. De la cortesía alavesa a la acusación mordaz en correos electrónicos, grafitis y pasquines que se reparten en sus parques más céntricos. Levantada la veda, los Urdangarin se han convertido en una diana casi perfecta en esta ciudad de 240.000 habitantes que eligieron para vivir hace 30 años por sus hechuras saludables y deportivas -como las de ellos-, y que aceptó con naturalidad ver pasear por sus calles a la infanta Cristina. Pero Vitoria no olvida viejas polémicas, ahora reabiertas con la investigación al entramado empresarial del duque.
Su padre, el bizarro Juan Mari Urdangarin, el hombre que en 1996 puso patas arriba la Caja Vital declarando la guerra a los sindicatos -«nos llamaba vagos a todos. Fue la peor época en relaciones laborales», recuerdan en el comité- hace tiempo que no sale a la calle. Después del verano se movía en silla de ruedas. Apagado y siempre junto a su mujer, la elegante y reservada Claire Liebaert, de origen belga. Su salud es tan delicada que pese a la 'recomendación' de La Zarzuela de no pisar suelo español, Iñaki se ha 'escapado' alguna vez a ver al hombre al que llamaba después de cada partido de balonmano, el que trató de inculcarle los valores cristianos en la misa del domingo de los Marianistas, el colegio donde estudió tercero de BUP y COU. Hoy se educan allí varios sobrinos.
Sus padres ya no disfrutan a diario del paseo de Fray Francisco, donde viven en un piso amplio pero sin lujos. Se trata de una de las mejores zonas residenciales de la capital verde europea, rodeada de parques e instalaciones deportivas, a cinco minutos andando del Estadio, el club deportivo de la Caja Vital que dirige Mikel, el único hermano varón de Iñaki. Accedió al cargo cuando su padre, nombrado por el PNV, era el presidente de la principal entidad de ahorro de la provincia. Con contrato indefinido. Allí da clases de Pilates su mujer, una vitoriana muy conocida en el mundo alavés de la gimnasia rítmica y la danza contemporánea.
«Gestión eficaz»
Durante los últimos 15 años, y con la disciplina inculcada en casa, Mikel «ha puesto orden» en esta sociedad deportiva, donde han nadado varias generaciones de vitorianos. Sus gimnasios, piscinas y frontones jamás han conocido tanta actividad como en la etapa Urdangarin. En la Vital, en manos socialistas desde que la perdiera el PNV tras el mandato de su padre, nadie duda de su «eficaz gestión», lo que ha ayudado a suavizar el malestar que produjo su nombramiento a dedo. Por cierto, como fueron los de sus antecesores. Pero su nombre ha aparecido ahora en el sumario que instruye el infatigable juez José Castro, según el cual Mikel se habría beneficiado de una pequeña parte del dinero público que captó su hermano a través del Instituto Nóos. Y los rumores se han vuelto a disparar.
Entre 2004 y 2006, habría ingresado 12.000 euros de los contratos presuntamente irregulares. Hasta la fecha solo ha trascendido una factura que justifique el pago de 2.600 euros. Fue por una charla que ofreció el propio Mikel en el Forum Illes Balears. Es profesor desde hace varios años de la facultad de Educación Física de la Universidad del País Vasco, como la segunda de sus hermanas y su marido, y también da conferencias en foros internacionales. Pertenece desde hace tiempo a la European Association for Sport Management.
Pese a su discreción, los Urdangarin siempre lo han tenido complicado para pasar de puntillas por la vida vitoriana. Además de ser muchos -siete hijos y 24 nietos-, muy altos y rubios, el 'patriarca' se instaló en la capital de Euskadi entrando por la puerta grande, primero como consejero delegado de la empresa química alemana Fuchs, y después como presidente de la entidad económica con más poder de la provincia. Sin olvidar su estrecha relación con el PNV, que nunca ocultó. Siguió en primera fila la presentación del plan soberanista de Ibarretxe, junto a su íntimo amigo Jose María Guerenabarrena, el expresidente del PNV alavés que construyó un partido de la nada en la provincia vasca menos nacionalista. Fue uno de los invitados del matrimonio Urdangarin-Liebaert a la boda de Iñaki.
La sensibilidad peneuvista de la familia volvió a manifestarse en 2003. Siendo ya cuñado de la infanta Cristina, el nombre de Mikel -entonces afiliado al partido- sonó en las quinielas para tratar de recuperar la Alcaldía de Vitoria que la formación había perdido cuatro años antes en una derrota de la que todavía no se ha recuperado. Pero el cuarto de los siete hijos de Juan Mari no se presentó. Continuó con su trabajo al frente del Estadio y de algunos de los eventos deportivos de la ciudad. Como la reciente media maratón vitoriana, con más de 3.500 participantes. En medio de todo el escándalo nacional, ha sido precisamente en Vitoria donde se han escuchado algunas de las escasas palabras de reconocimiento a la labor del Instituto Nóos. Preguntado por Bildu, el diputado general de Álava, Javier de Andrés (PP), aseguraba hace unos días que la entidad sin ánimo de lucro que presidió Iñaki hasta 2006 «ofreció una contraprestación ajustada y eficaz» por el estudio que le encargó la Fundación Catedral de Santa María para proyectar su imagen y buscar mecenazgos. La factura por impulsar el talismán turístico de la ciudad ascendió a 23.000 euros.
Comida de Nochevieja
El asunto, de momento, ha quedado ahí, como la polémica local por otra empresa, Motorpress Ibérica, donde Urdangarin fue vocal del consejo de administración. Es la que organiza la carrera para combatir el cáncer de mujer, que a su vez costea el Ayuntamiento vitoriano. La firma negó el miércoles que el duque de Palma tuviera relación alguna con la promoción del acto. Los dos asuntos no parece que vayan a levantar mucha más polvareda institucional. Pero en la calle no cesa.
Las tres hermanas Urdangarin que viven en la capital alavesa son tan conocidas como sus parejas. Clara y su esposo son profesores en la UPV; Laura es química y su marido, procurador; Lucía, secretaria de dirección, y su pareja, farmacéutico, como su padre, que presidió este colegio profesional en Álava. Ana, la mayor, vive en Barcelona y ha criado a cinco hijos. Cristina, la tercera, es médico, como su esposo. También tienen cinco hijos y residen en Minnesota. En verano les gusta disfrutar del sol, juntos, en piña, en las piscinas del Estadio, o en las playas del País Vasco francés.
En Navidades, no fallan nunca en Nochevieja. Durante varios años han comido los 14 hijos y cuñados, con los padres, en el restaurante Felipe, uno de los pocos con el sabor de antes que queda en Vitoria. Allí se han chupado los dedos con la salsa de chipirones de Pili y de Nieves, y saludado a viejos amigos. Pero este fin de año no habrá sonrisas y brindis con los Urdangarin en una de las barras más castizas de la ciudad donde no brillan las estrellas Michelin pero huele a guiso en cazuela de barro. Ni paseos apacibles por La Senda. Ni partidos de pádel en el Estadio, en los que la infanta se emparejaba con cualquier vitoriana gracias a esa sencillez con la que ha conquistado la ciudad. Algunos de sus amigos alaveses no salen de su asombro: «Aunque lo estáis linchando y queríamos pensar que alguien había engañado a 'Txiki' -pequeño, en euskera-, ahora todo parece indicar lo contrario, sin olvidar la presunción de inocencia. Aún no ha sido imputado. ¿Si vendrá estas vacaciones de extranjis? Sigue siendo nuestro amigo y no le vamos a traicionar».
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