TURISMO

¿Sabe qué es lo primero que ve un turista cuando pisa Cádiz?

El tránsito de peatones obliga a todos los cruceristas que salen de los muelles por la antigua estación marítima a realizar un recorrido en el que la ciudad no sale favorecida

MERCEDES MORALES

Ahora empezamos un viaje virtual, tirando de la imaginación del lector. Piense que usted no ha nacido aquí sino en un pueblo del norte de Alemania , rodeado de prados verdes, donde llueve casi todo el año. Imagine que su ilusión al jubilarse sea hacer un crucero por las aguas cálidas del Mediterráneo, que acabe en el sur de España, en Andalucía. Y visualice que al fin atraca con su pareja en un día soleado en una ciudad a la que llaman Cádiz, casi en el extremo más alejado del sur de Europa y de la que le han contado que muestra orgullosa algo más de 3.000 años de historia, cuya riqueza y esplendor pasados verá aún latente en sus calles.

Pues bien, piense ahora que tras pasar el control de seguridad establecido en una modesta estación de pasajeros de un país desconocido, sale a la calle y lo primero que verá no será ni un monumento histórico ni una vía pública despejada . Tendrá que pasar obligatoriamente por la terraza de un bar, bajo el toldo de El Artesano (antes bar Iris), donde desayunan los vecinos a la hora que atracan los cruceros. Un bar estupendo, por otra parte, pero que no debería ser el lugar de tránsito para peatones. Tendrá que pasar, además, lentamente , ya que en apenas metro y medio de anchura deberá transitar buena parte del pasaje del gran barco que acaba de desembarcar.

El circuito que realizan los guías turísticos tampoco es muy variado. Tras hacerlos pasar por esta acera, desembocan en la plaza de España, por calle Colombia, y allí les tienen un buen rato contándoles la historia de la Constitución de 1812, cómo se fraguó y todas las anécdotas que van tejiendo la leyenda más contada en los últimos años. De ahí a San Juan de Dios, calle Pelota y Catedral . Al llegar a este punto, usted, que es ya una persona de edad avanzada, notará el cansancio en sus piernas, se tomará un descafeinado en esta plaza o como muy lejos en la de Las Flores y regresará al barco donde le espera el ‘lunch’ preparado. Con un poco de suerte para los comerciantes gaditanos, quizá necesite unos zapatos nuevos y cómodos o algún producto de aseo personal.

Solo en el caso de que usted tenga experiencia callejeando por ciudades desconocidas o busque realmente una nueva aventura, bajará por calle Columela hasta San Francisco para llegar al muelle acortando camino por calle Corneta Soto Guerrero. Pero si ha hecho esto, a su edad y en tan poco tiempo, ya se habrá ganado un hueco en el libro de honor de los locos enamorados de Cádiz.

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