ANIVERSARIO

El puente que hace soñar a Cádiz cumple dos años de vida

Más de 16.000 vehículos cruzan a diario el nuevo viaducto, lo que permite rebajar la presión que soportaba el de Carranza

Imagen aérea del espectacular viaducto F. J.

JAVIER RODRÍGUEZ

El segundo puente de Cádiz cumple este 24 de septiembre dos años de vida natural. Su apertura ha contribuido de manera indiscutible a mejorar las comunicaciones en el interior de la capital y a reducir las distancias en el área metropolitana de la Bahía, sin embargo, aún quedan por cumplirse algunas de las expectativas económicas depositadas en su momento en esta magna infraestructura.

El nuevo acceso ha transformado el casco urbano y ha cambiado los hábitos de movilidad de los gaditanos, pero su puesta en servicio no ha tenido, de momento, el fuerte impacto económico que se anunció en su día para la ciudad. El puente es un gancho para la llegada de inversiones, pero falta todavía el empujón definitivo.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la titular de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, acompañados por la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, cortaron tal día como hoy, pero de 2015, la cinta del nuevo puente. Con ese acto simbólico culminaban siete años de obras no exentos de polémica e incertidumbre. No hay que olvidar que el desarrollo de este ambicioso proyecto siempre estuvo amenazado por la falta de financiación y, en última instancia, por los efectos colaterales de la crisis.

La ceremonia de apertura al tráfico logró unir a políticos de distinto signo tanto del Gobierno de la Nación como de la Junta en un terreno neutral. El alcalde de Cádiz, José María González, de Podemos, también acudió al acto. El lugar elegido para inaugurar el puente fue, precisamente, el punto medio del tramo atirantado. De esta forma se cerraba un largo capítulo que se gestó hace dos décadas cunado surgió la necesidad de dotar a la capital de un tercer acceso. Pero ¿qué ha significado su apertura? ¿qué ventajas ha tenido?

El Ministerio de Fomento ha culminado en los últimos dos años los remates de la obra. El puente de la Constitución de 1812 –así se ha bautizado oficialmente tras el intento fallido e la exministra socialista Magdalena Álvarez de coronarlo con el nombre de La Pepa– se estrenó sin acabar, es decir, faltaban numerosos detalles complementarios que se han terminado entre 2016 y 2017. El último de ellos ha sido el paseo inferior que conecta la avenida de la Bahía con el parque de Celestino Mutis. Se trata de un paseo peatonal de 900 metros desde donde se observan las mejores vistas del puente y de la Bahía.

El nuevo titular de Fomento, Íñigo de la Serna, se encargó el pasado 15 de julio de abrir esta nueva arteria, dedicada al ocio y al esparcimiento. De la Serna destacó entonces que las actuaciones complementarias, entre las que se incluye la iluminación del puente, han supuesto una inversión de 36,6 millones de euros .

Iluminación y radares

Este paseo junto con los espacios ajardinados que ha favorecido el nuevo puente en la orilla de Cádiz es ahora una competencia del Ayuntamiento, que debe velar por su mantenimiento. Otra de las actuaciones de calado que se han visto con el paso del tiempo ha sido la iluminación del puente. El nuevo acceso se inauguró solo con las luces de carretera, pero Fomento sorprendió el 11 de agosto pasado con las primeras pruebas de iluminación del puente.

Así, la colocación de proyectores de luces led a lo largo de los 1.180 metros del tramo atirantado permiten jugar ahora con una amplia variedad cromática, lo que resalta la belleza y la grandiosidad de la obra.

Buena parte de los trabajos complementarios que han llevado a cabo los técnicos de Fomento tras la apertura el puente se han centrado en la implantación de la fibra óptica en el interior del viaducto. Este cableado es vital para la puesta en servicio de la iluminación, así como de las cámaras de tráfico.

Además, es el soporte que permitirá a la Dirección General de Tráfico (DGT) colocar un radar de tramo y evitar así excesos de velocidad en los carriles de entrada a Cádiz. De hecho, la Jefatura Provincial de Tráfico confirmó el pasado julio esta medida tras advertir la presencia de un radar de estas características en la CA-33, a la altura de Bahía Sur, en San Fernando.

Cara y cruz

Sin embargo, el puente tiene su cara y su cruz. ¿En qué ha cambiado la ciudad? Uno de los síntomas de mejoría se detecta indiscutiblemente en el tráfico. La apertura del puente ha servido para descongestionar el casco urbano de la capital y favorecer la movilidad. El puente de Carranza y la carretera de San Fernando eran las dos únicas vías de acceso a la ciudad hasta septiembre de 2015.

De hecho, el puente Carranza llegó a registrar a mediados de 2005 una incidencia media de paso de vehículos de 35.400 turismos al día, lo que obligó a tomar medidas a corto plazo ante su saturación. El Ministerio de Fomento inauguro en agosto de 2007 el carril reversible y ese mismo mes alcanzó la cifra récord de paso de 46.400 vehículos al día.

Tanto el autor del segundo puente, el ingeniero Javier Manterola, como los técnicos de Fomento habían previsto en sus cálculos iniciales que el segundo puente contara con una capacidad máxima para absorber 100.000 vehículos al día. En estos momentos, su apertura ha permitido aliviar al puente Carranza y repartir con ello los flujos. No existen datos oficiales aún de la intensidad de paso de vehículos sobre el nuevo puente debido a que las barras de conteo aún no están operativas, sin embargo, la cifra aproximada se extrae del nivel de incidencia que soporta el puente de Carranza.

Así, y según algunos datos del centro territorial de Sevilla, la intensidad media de paso por el segundo puente puede situarse en algo más de 16.000 vehículos al día, alcanzado cotas de hasta 20.000 en meses de verano . Se trata de una cifra muy similar la que vive el puente de Carraza. Los propios técnicos advirtieron que la intensidad de paso se repartiría casi a partes iguales entre ambos puentes. Esta situación ha contribuido a eliminar los atascos en los accesos a la capital y ha favorecido la utilización de rutas alternativas en caso de obras o cortes en el puente Carranza.

Así, el nuevo acceso a la capital se ha convertido en un icono y en un emblema de Cádiz, perceptible desde todos los puntos de la Bahía, pero su apertura no deja indiferentes a los vecinos que más han sufrido su obra. Se trata de los residentes en el barrio de Astilleros, en la orilla de Cádiz, y a los habitantes de la barriada del Río San Pedro, en la orilla de Puerto Real. Durante siete largos años soportaron los trabajos de construcción y soñaron con las expectativas económicas que se anunciaron con su apertura. Dos años después del estreno, el nuevo puente genera satisfacción, pero también dudas y algo de decepción.

El presidente de la asociación de vecinos de Astilleros, José Gaviño , reconoce sin tapujos que el barrio se ha convertido con la apertura del en una avenida de tránsito con más tráfico y ruido. De hecho, esta asociación vecinal ha presentado ante el Ayuntamiento un proyecto viario para reactivar la avenida de América e introducir algunos cambios en la trama urbana del barrio que ayuden a mejorar su habitabilidad y hacerlo más atractivo para el comercio.

Gaviño destaca que desde la apertura del nuevo puente han cerrado seis establecimientos en el barrio, «justo lo contrario de lo que se esperaba». La explicación a este contratiempo la muestra el vicepresidente de esta asociación vecinal, Luis Arenal, que señala la falta de aparcamientos públicos como principal inconveniente. En su opinión, el barrio de Astilleros se ha quedado como un lugar de paso sin atractivo comercial, «salvo El Corte Inglés» .

Un plan de aparcamientos

Ambos responsables vecinales coinciden en señalar que se ha proyectado una gran obra, pero no se han previsto sus efectos sobre los barrios colindantes. Arenal centra su discurso en el anunciado impacto económico que tendría el puente sobre la ciudad en su conjunto y, en especial, sobre el barrio de Astilleros. «El reclamo del puente no ha servido, de momento, para incentivar la inversión» , asegura. No obstante, los vecinos de Astilleros confían en que la apertura de la avenida transversal y la reordenación de la carretera Industrial tengan efectos positivos para el barrio, aunque ignoran cuándo el Ayuntamiento culminará ambos proyectos que, en su día, se anunciaron como complementarios al puente.

En la otra orilla, en la barriada del Río San Pedro, en Puerto Real, ven con cierta envidia como las actuaciones complementarias se han llevado a acabo con más celeridad en Cádiz y el mejor ejemplo de esta crítica no es otro que la inauguración del paseo peatonal de Astilleros. El presidente de la plataforma Pro-Soterramiento del Tendido Eléctrico del barrio, Javier Castro, denuncia que se ha perdido una oportunidad histórica para enterrar los cables de alta tensión que jalonan el barrio. Castro valora de manera muy positiva la puesta en servicio del puente pero aclara que, pese a todo, ofrece una de cal y otra de arena para los intereses del barrio.

Castro desvela que la apertura del nuevo puente ha significado un ahorro en los tiempos de viaje en coche, el acercamiento de Cádiz a Puerto Real, «donde muchos vecinos de la capital han logrado echar raíces», y la revalorización de los pisos del barrio, sin embargo, a juicio del representante de esta plataforma, Fomento no ha tenido en cuenta las obras de mejora en espacios públicos y lamenta que las administraciones no hayan invertido en el adecentamiento del paseo marítimo del barrio, «parece que somos los pobres de la obra del puente» .

Esta reflexión esta relacionada con el coste de la obra, unos 500 millones de euros, casi el doble de lo presupuestado inicialmente. Castro destaca que ha sido una inversión faraónica que, sin embargo, ha dejado en el tintero algunas actuaciones clave para mejorar la vida en el Río San Pedro.

El proyecto se adjudicó a Dragados en noviembre de 2006 por 273 millones de euros después de seis años de tiras y aflojas, sin embargo, el autor del diseño, el ingeniero Javier Manterola, avisó de que se trataba de un presupuesto muy ajustado para la magnitud de la obra. Los trabajos comenzaron en la primavera de 2007 con el horizonte puesto en 2012.

El Gobierno de la nación, entonces del PSOE, confirmó y reafirmó que el puente estaría acabado para conmemorar los actos del Bicentenario de la Constitución del Doce. El nuevo puente se abrió al tráfico el 24 de septiembre de 2015 con más de tres años de retraso y casi el doble de la inversión prevista. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2016 colocaban la inversión total en 511 millones de euros, sin embargo, los de 2017 han cerrado el coste en 484 millones de euros. Habrá que esperar a los presupuestos de 2018 para comprobar el importe de la última letra del puente y, por tanto, su coste definitivo.

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