Vistas del segundo puente desde el centro comercial Bahía de Cádiz
Vistas del segundo puente desde el centro comercial Bahía de Cádiz - F. JIMÉNEZ
REPERCUSIÓN

Una máquina de ahorrar tiempo

Un año después de la apertura del segundo puente de Cádiz, el gran beneficiado es el sector comercial del centro, además de los ciudadanos que acortan desplazamientos en el acceso

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Un año después del día más señalado de los últimos decenios en Cádiz, el de la inauguración del segundo puente, ya se puede hacer balance de lo que ha supuesto una gran infraestructura como esta para una pequeña capital de provincia como la nuestra. Entre los más beneficiados, el sector comercial que celebra al unísono la finalización y apertura de una de las obras más anunciadas desde principios de este siglo.

Cabe apuntar que en 2001, durante la inauguración del centro comercial de El Corte Inglés, la exalcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, ya daba por hecho que la ciudad contaría «en breve» con una segunda entrada, un segundo puente que descongestionaría el tráfico y ofrecería una entrada directa al casco histórico.

Tardó un poco más de lo esperado, varios proyectos más de lo habitual y múltiples retoques, pero estuvo a punto en septiembre de 2015.

El presidente de Cádiz Centro Comercial Abierto, Manuel Queiruga, no duda en asegurar que «nos ha beneficiado muchísimo». A ojos de los propios comerciantes, es evidente que en el centro de Cádiz hay más vida, más tránsito y «también mayor facturación. Es cierto que coincide con la recuperación económica pero desde que hemos notado que tenemos a más vecinos de la Bahía que vienen al centro a hacer sus compras. Tuvimos más afluencia en Navidad y en todas las promociones que hemos organizado».

Fuentes de El Corte Inglés también coinciden en que el balance comercial, un año después, es positivo. Y no titubean en reconocerlo, algo poco habitual en cualquier sector económico. Señalan que cuando se planificó este centro comercial, en el que desemboca el puente de la Constitución de 1812 ya se contaba con esta infraestructura, por lo que se decidió que esta fuese su ubicación. «Teníamos claro que este centro debería dar servicio a toda la Bahía y de hecho desde que abrió el segundo puentes hemos notado un incremento importante de clientela. Al principio, pensamos que podría tratarse de algo que denominamos ‘el efecto puente’ pero se ha mantenido, afortunadamente», apuntan desde El Corte Inglés.

Otro de los negocios que nació bajo la sombra del segundo puente es la estación de servicio la Rana Verde, a la salida de Cádiz pero ya en término de Puerto Real, en Río San Pedro. Esta gasolinera buscó su ubicación esperando que se finalizase el segundo puente que al fin llegó. La empleada Isabel Jiménez explica que afortunadamente «contamos con la gente que usa esta nueva entrada, especialmente tras la caída de personal en el polígono industrial».

La trabajadora explica que desde la bajada de empleados eventuales en Astilleros y Dragados apenas subsistían con los clientes del propio Río San Pedro, pero que la apertura del segundo puente les ha asegurado el mantenimiento del negocio. «Tenemos a muchos vecinos del barrio de Astilleros de Cádiz que vienen aquí a llenar sus depósitos por nuestros precios y descuentos. Y, además, también llegan bastantes despistados que no esperaban quedarse sin gasolina y nos ven al salir de Cádiz», concluye Jiménez.

El único inconveniente que suelen relatar las personas consultadas el eterno problema del aparcamiento en Cádiz. El problema ya no es llegar al centro de la ciudad sino encontrar un lugar en el que estacionar el vehículo sin que sea muy costoso económicamente. Queiruga asegura que el comercio de Cádiz ya ha emprendido varias iniciativas al respecto, en colaboración con los parkings de gestión pública como el del Campo del Sur y San Antonio, y apunta que prevén seguir mejorando en este tema durante este invierno.

La excepción a esta valoración positiva de los ciudadanos de Cádiz se encuentra en el barrio donde desemboca el puente, el de Astilleros. Sin duda, son sus vecinos los que sufren los únicos efectos negativos de una infraestructura de esta envergadura: el ruido y el tráfico. Precisamente, es el segundo aspecto que más preocupa al presidente de la asociación de vecinos de la zona, Luis Arenal, que asegura que los atascos en la carretera industrial son más frecuentes, casi constantes, y que aún está pendiente el plan de tráfico para cuando se ponga en marcha la nueva terminal de contenedores del puerto, otra gran infraestructura que también afectará al barrio.

«Es cierto que acorta el trayecto de muchos gaditanos pero a nuestros vecinos les ha traído más problemas que beneficios», apunta el dirigente vecinal, que también hace hincapié en el incremento del ruido en los alrededores del puente, un problema que se suma a otros que ya sufre esta zona, como la falta de plazas de aparcamiento. «Astilleros no está acondicionado para asumir la cantidad de vehículos que entran por el segundo puente. Hemos hecho un mal negocio», se lamentó Arenal.

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