Las manos que curan al Juan Sebastián de Elcano

Las manos que curan al Juan Sebastián de Elcano

Es un día cualquiera en el océano Pacífico, cerca de las costas de Chile, y en la enfermería del Juan Sebastián de Elcano la marinero Ana Esther Rodríguez Ariza se afana con la limpieza. Mientras, el teniente enfermero José Antonio López Nieto repasa los expedientes de los últimos pacientes.

El buque escuela de la Armada Española, que se encuentra realizando su 90 crucero de instrucción, parece una pequeña ciudad. Una urbe que, en realidad, es un gran velero que partió de Cádiz el pasado 11 de febrero para realizar un viaje de seis meses por aguas de Suramérica. Si unimos medio año de itinerario a los incidentes propios de las maniobras que se realizan en un barco de vela, es evidente que los sanitarios a bordo son una parte fundamental del bergantín-goleta.

Este equipo, responsable de la asistencia sanitaria conveniente para velar por la salud de la dotación y los guardiamarinas, tanto en prevención como en rehabilitación, está formado por el teniente enfermero López, la marinero Rodríguez, el teniente médico Juan José Pérez Alegre, el teniente coronel médico y cirujano José Bouzada Gil y el comandante anestesista reservista voluntario Rafael Esquinas Rodríguez.

Normalmente, lo componen un militar enfermero, auxiliado por un marinero con el curso de sanitario, ambos pertenecientes a la dotación del buque. Pero, como refuerzo, este personal aumenta para las navegaciones con un médico generalista y, además, para los tránsitos de cruce del océano Atlántico y por áreas donde no se puede contar con un puerto de apoyo para realizar una evacuación en caso de emergencia, se les suman un cirujano y un anestesista.

El teniente enfermero López, realizando una cura en la mano de un miembro de la dotación del bergantín-goleta. Foto: Antonio Vázquez
El teniente enfermero López, realizando una cura en la mano de un miembro de la dotación del bergantín-goleta. Foto: Antonio Vázquez

Antes de realizar el crucero de instrucción de los guardiamarinas de la Escuela Naval Militar, los sanitarios se encargan de acopiar el material y los medicamentos necesarios para el viaje y coordinan con los servicios de Sanidad de la Armada en Cádiz la realización de los reconocimientos médicos y las campañas de vacunación necesarias para que, en el momento de zarpar, esté todo a punto.

La enfermería del Juan Sebastián de Elcano es pequeña en tamaño pero sorprendente, ya que dispone de todo lo necesario, tanto en medicamentos como en material (incluso cuenta con un aparato de rayos x) y esto se encuentra estrictamente colocado y guardado.

Varias asistencias en el Elcano, pero nada grave

A los oficiales médicos y enfermero, vestidos con el uniforme azul de trabajo igual que el resto de la dotación, les distinguen las palas verdes que llevan sobre los hombros, características del Cuerpo Militar de Sanidad. Y, como sus compañeros del buque escuela, tienen claro cuál es su función en todo momento. «Preparar el buque y valorar la dotación a nivel sanitario antes de la navegación y, en ésta, dar asistencia sanitaria durante emergencias», describe el teniente enfermero López cuando le preguntamos por su labor. Este sevillano nacido en Écija realizó el Curso de Soporte Vital Avanzado en Combate antes de embarcar y su día a día en el Elcano se desarrolla entre consultas, tanto por la mañana como por la tarde, y hacer funciones administrativas. Realizará el crucero de instrucción completo y no es la primera misión que lleva en su haber, puesto que el año pasado estuvo en Dakar y, con anterioridad, dos veces en Afganistán.

Por esta misión también pasó el teniente coronel médico Bouzada, el pontevedrés destinado en la Casa de Su Majestad el Rey, que es el cirujano del Elcano durante un mes y medio, en el tramo de Buenos Aires a Valparaíso. Antes de Afganistán realizó la campaña del Adriático y estuvo en la misión de Kosovo. Ahora, en el buque escuela colabora «con el equipo médico embarcado para valorar los pacientes más complicados en el pase diario de visita y ayudo a resolver las dudas que surjan. Tambien oriento al médico de a bordo en la práctica quirúrgica habitual y presentamos juntos al comandante del Elcano las novedades más relevantes», declara.

Al igual que este cirujano, el comandante anestesista Esquinas realiza seis semanas del viaje. Se encarga de «comprobar y chequear los aparatos de anestesia y el material y medicamentos que necesito, así como a ayudar en la enfermería a los otros sanitarios», señala. Esquinas es reservista voluntario, es decir, un civil que aporta sus capacidades por determinados periodos de tiempo (denominados activaciones) a las Fuerzas Armadas. De hecho, trabaja en el Hospital Reina Sofía de Murcia. Para este almeriense tampoco es su primera misión, ya que anteriormente estuvo en las de Bosnia-Herzegovina y Kosovo.

El teniente médico Alegre ha cambiado el desierto de Irak, donde estuvo desplegado el pasado año como jefe de una célula de estabilización, por navegar en el Juan Sebastián de Elcano durante cuatro meses. En el barco, este madrileño realiza tareas de asistencia sanitaria a la dotación y ayuda en las operaciones quirúrgicas si es nesario. «Tenemos una rutina de trabajo en horario laboral del buque y estamos disponibles las 24 horas por si pasara algo», explica.

De izquierda a derecha, la marinero Rodríguez, el teniente médico Alegre, el comandante anestesista (RV) Esquinas, el teniente enfermero López y el teniente coronel médico Bouzada. Foto: Armada Española
De izquierda a derecha, la marinero Rodríguez, el teniente médico Alegre, el comandante anestesista (RV) Esquinas, el teniente enfermero López y el teniente coronel médico Bouzada. Foto: Armada Española

Para la marinero Rodríguez éste es su cuarto crucero de instrucción. Natural de Chiclana, se encarga de auxiliar en la enfermería tanto en documentación como en curas y en cuidados a los pacientes y asistir como sanitario en la embarcación semirrígida en caso de hombre al agua.Su día a día se desarrolla entre las consultas, llevar a cabo funciones administrativas y la limpieza de la enfermería.

Todos coinciden en lo especial que es realizar un crucero de instrucción del Juan Sebastián de Elcano como sanitario. Destacan aspectos como tener la posibilidad de visitar otros países, navegar en un barco tan emblemático, poder intercambiar experiencias con otras Marinas de guerra y, sobre todo, la gran responsabilidad de cuidar de la salud de las 235 personas a bordo del buque escuela español.

«Debido al adiestramiento de la dotación no están surgiendo problemas. Son conscientes de mantener su seguridad», señala el teniente coronel. Aún así, desde que comenzó el crucero han tenido bastantes asistencias médicas e incluso una intervención de urgencia por patología abdominal, varias intervenciones de cirugía menor y un politraumatizado por precipitación desde altura durante una maniobra. No obstante, y en esto también coinciden todos, nada grave «gracias a Dios».

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