Díaz y Virland, en la lonja durante la celebración de un pequeño corro.
Díaz y Virland, en la lonja durante la celebración de un pequeño corro. - L. V.
MUELLES

«Hemos transformado la lonja de Cádiz totalmente en dos años»

Las ventas en los muelles gaditanos han subido un 40% desde que se flexibilizó el horario de apertura, según la demanda de los armadores

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Entrar en la lonja de Cádiz es como traspasar una de esas puertas interestelares de las que en los relatos de ciencia ficción te llevan a otro universo. Es un mundo antiguo, ancestral en el que los pescadores (unos 20 en cada pequeña embarcación) se afanan en sacar las cajas de boquerones de las bodegas de los barcos para venderlos directamente en un corro a pie. Como se ha hecho siempre. Con una importante novedad, la subasta en Cádiz está totalmente informatizada.

En una pantalla electrónica el comprador (que además puede ser intermediario) ve en todo momento cuántas cajas están a la venta y su valor, además de tenerlas físicamente delante. Los subasteros pujan con un mando a distancia.

En el momento que uno de ellos para el marcador en el que cae el precio dispone de dos minutos para confirmar la compra. Este tiempo es utilizado habitualmente para llamar a su cliente en la calle y cerrar la operación.

En el momento que se da por concluida la venta (cuestión de segundos), el producto sale pesado, etiquetado y con todos sus datos informatizados. Así se vende aquí la pesca de cerco cuya flota proviene mayoritariamente de Barbate pero la de altura, que llega en camiones desde puertos más lejanos, aún sigue haciéndose de viva voz, manteniendo una tradición milenaria.

De esta actividad frenética que se desarrolla cada día en el muelle pesquero de Cádiz (más la de El Puerto de Santa María) depende un millar de puestos de trabajo. De ella se nutre, por ejemplo, la firma Ricardo Fuentes e Hijos especializada en vender atún rojo congelado para toda España o la fábrica de hielo, ambas instaladas junto al muelle de descarga.

«En lo que va de año ya se han descargado en esta dársena pesquera 40.000 toneladas de pescado», apunta el jefe de Recursos Humanos del Puerto, organización y lonja, Francisco Javier Díaz Aguilera. Reconoce entre dientes que desde que la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz se hizo cargo de la gestión directamente de esta lonja y de la de El Puerto de Santa María, la facturación ha subido alrededor de un 40%. Pero las cifras así lo reflejan. Lo cierto es que desde que la gestión comenzó a ser directa se vende más y se controla todo lo vendido, gracias al sistema informático.

El secreto de este éxito radica en que los horarios de apertura de la lonja se han adaptado a la demanda de los armadores. Ahora abren mañana, tarde y noche, según les soliciten los dueños de los barcos. «En días de levante no merece la pena abrir (económicamente hablando) pero hemos querido ofrecer un servicio completo al armador para que sepa que puede contar con esta lonja y están respondiendo estupendamente», apunta Díaz. Y subraya que las relaciones con el sector son muy fluidas.

El encargado de la organización de la lonja y representante de la plantilla, Francisco Virland, señala que no ha sido todo fácil pero que el proceso de adaptación está dando frutos. Ambos coinciden en señalar que Cádiz es una de las lonjas más modernas y rigurosas, que «cumple con todos los requisitos normativos», algo que no pueden decir todos los puertos españoles. «Seguiremos mejorando el sistema. Estamos planteando novedades en la lonja de El Puerto, que tiene grandes posibilidades de desarrollo», explica Díaz.

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