Iba por Canalejas, por la acera del Muelle, y algo había que tomar

Hay sitios magníficos en la fachada del casco antiguo que da al Puerto de Cádiz (llámelo «muelle» si quiere adoptar el dialecto local). El renovado Lucero, De Almadraba, Muelle Uno, El Chicuco, Joselito... Son algunos ejemplos de estupendas barras o terrazas desde las que se ven, directamente, velas y barcos. También hay otros lugares en los que tomar algo, y con garantías, en el propio recinto portuario. Pero son días de invasión turística, de avalancha de público y con el atractivo de los navíos, ni hablemos.

Si alguien poco familiarizado con la ciudad que acoge la Gran Regata 2016 quiere separarse un rato, distanciarse unos metros, para tomar algo y luego volver, aquí van unas pocas pistas en áreas contiguas.

Todas (excepto Varadero, en la Punta de San Felipe) a menos de cinco minutos a paseo tranquilo desde los grandes barcos y el bullicio.

Es para tapear o tomar café en la segunda línea de playa (bueno, de muelle) pero siempre con la intención de estar cerca del meollo náutico-festivo.

Mesón de las Américas

Ramón y Cajal, 1 (calle pequeña que va de Canalejas a San Francisco, a la espalda del hotel Senator en San Agustín) Joya argentino-andaluza del tapeo local. Cuesta encontrar sitio casi todo el año pero merece la pena intentarlo. Mucho. Producto de primera. Precios razonables, atención sobria y amable. Imprescindible la empanada criolla, las papas asadas, el chimichurri y, obvio, sobre todo, la carne.

El Barrio Húmedo

Calle San Francisco, 3. Ya casi en la Plaza San Francisco. Como su nombre indica, bar de cocina leonesa con productos tradicionales, su cecina y sus cosas. Con el sabor y la contundencia que se les presume. Su origen lo marca todo, desde las recetas al acento de los que atienden, perfectamente imitado (que no, que serán leonesas las crituras). Particular selección de vinos.

Ultramar&nos

Plaza de Mina esquina a San José. Es el local de moda en el tapeo gaditano. Divertido y con vocación urbanita, arregladita, internacional. Tanto, que el célebre Jon Hamm (Don Draper en la primorosa ‘Mad Men’) ha sido uno de sus clientes del verano. Platos imaginativos, con un toque juvenil a veces, para compartir. Buena oferta de cervezas y vinos. Detalles y estética en un viejo ultramarinos (Mantequería Barreda) rehabilitado con esmero.

Café de Levante y Habana

En la preciosa calle Rosario. Uno a cada lado de la imprescindible Santa Cueva. Lugares para la tarde y la noche, de encuentro, populosos a ratos, para bebidas calientes, copas y, sobre todo, conversación. Con todo, el primero abre para (magníficos) desayunos pero lo suyo son cócteles, cafés e infusiones. Decoración, ambiente y atención suaves, sedosas, a media luz. Les pegan todos los adjetivos chorras que quieras: son vintage o étnicos, auténticos... Aunque son bien recibidos, no son lugares para niños. Mejor para grupos parlanchines, curiosos discretos, parejas que aún se dirigen la palabra, solitarios con libro...

Hidalgo, Butrón, Miña Terra

Tres obligatorios. Dos por la empanada y uno por el delicatessen más amplio. Son lugares en los que no se puede consumir, sólo para comprar, ideales para viandas take away. De los mejores de la ciudad y la galaxia. El hojaldre sublime del primero, la variedad del segundo o el exquisito plantel de fiambres, conservas, marcas y vinos del tercero los convierten en opciones ideales para coger algo emparedado, empanado, que llevar. Consultar antes en el caso de Casa Hidalgo (Plaza de la Catedral) puesto que este verano ha estado cerrado unos días por unas obras de reforma. Antonia Butrón está en calle Corneta Soto Guerrero y Miña Terra en calle Cristóbal Colón, frente al Archivo Provincial.