No habían pasado 500 noches, sino muchas más desde que Joaquín Sabina estuvo por última vez en la provincia de Cádiz. Más aún hacía que no pisaba Jerez , pero el jienense no ha defraudado.
El trovador callejero abrió los corazones de un público entregado, que había agotado las entradas desde hacía semanas. La comunión entre escenario y graderío se hizo idílica por momentos, porque tanto tiempo de espera mereció la pena, aunque ‘Lo niego todo ’.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión