Aparque aquí, pero no lo cuente

Decenas, puede que centenares de vehículos encontraron el pasado fin de semana, coincidiendo con los partidos del Trofeo Carranza, con las barbacoas en la playa, con el Carnaval de Verano y con los conciertos de Cantajuegos y Vanesa Martín en el Castillo de San Sebastián un espacio amplio, barato y sorprendente para aparcar.

Desde luego que la persona que abrió para tal fin el inmenso solar de la antigua factoría de Navalips, en el recinto exterior de la Zona Franca, fue un visionario, porque, nunca mejor dicho, debió hacer su agosto.

No era nada disimulado, aunque sí precario. Un señor sentado en una silla de plástico y al lado un cartel en el que se podía leer la palabra ‘parking’.

Fueron muchos los que optaron por utilizar este espacio para dejar su coche en unos días en los que aparcar en la ciudad no era precisamente tarea fácil.

La imagen era muy parecida a la de los aparcamientos en terraplenes tan comunes en los aledaños de algunas playas del litoral gaditano, donde el que tiene una pequeña parcelita no urbanizable aprovecha la llegada de los turistas para hacer negocio cobrando por dejarles una plaza de aparcamiento. Casi todos ellos incluso aplaudirían esta iniciativa. Una buena idea, pensarían. Pero, ¿de quién? Pues resulta que pasados unos días desde la ‘inauguración’ de este misterioso parking, nadie, a nivel institucional, se ha enterado de su existencia.

En el Ayuntamiento señalan que no es una parcela de su propiedad, sino de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). Desde la Administración del Estado tampoco tienen constancia de que se haya utilizado con tal fin. Es más, remiten a la Zona Franca, con quien se lleva años negociando la propiedad del terreno, por si ellos saben algo. Pero tampoco. No es suya la parcela ni saben quién abrió la verja.

Con el comienzo de la semana ya no quedaba rastro del aparcamiento. El candado está de nuevo en la puerta de entrada, aunque algún coche seguía aún este lunes en su interior. Así pues, los titulares del suelo no se enteraron de que alguien hacía negocio a su costa -al menos eso dicen de forma oficial- y los responsables de velar por el uso legal de los distintos espacios, para evitar, entre otras cosas, la competencia desleal con los aparcamientos cercanos de la Glorieta de la Zona Franca o el Estadio Ramón de Carranza, tampoco se enteraron o hicieron la vista gorda.

No se sabe si volverá a abrir. Quizá es una posibilidad a contemplar, de forma regulada y con un sistema de concesión similar al que ya funciona en otros espacios como el Chalet de San Luis o el Campo de las Balas, explotados por empresas de inserción laboral o entidades sociales. Al menos así se podría dar uso a esta pastilla de terreno que es pieza clave en el proyecto de reorganización del recinto exterior de la Zona Franca.

El Plan General de Ordenación Urbana contempla que justo allí se levantará el Centro Metropolitano de Espectáculos, más conocido como la Plaza Multiusos, pero no parece que el nuevo equipo de Gobierno esté por la labor de continuar con este proyecto, por lo que el solar puede seguir siendo eso, un solar, aun por más tiempo del previsto. Fue en el año 2012 cuando se derribó la antigua fábrica de hélices. Desde entonces, sus 14.000 metros cuadrados han permanecido esperando un uso.