OBISPADO

La Iglesia gaditana inmatricula bienes ante el cambio de la Ley Hipotecaria

La Palma ya ha conseguido inscribir el templo a su nombre, mientras que los dominicos intentan hacer lo mismo con la iglesia

JESÚS A. CAÑAS
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Así lo quiso Doña María de Peñalba cuando, años antes de 1699, legó a la cofradía de La Palma los terrenos en los que se asentaba su casa y oratorio para que se levantara un templo en pleno barrio de La Viña. Y así fue como comenzó la historia de la iglesia, luego convertida en parroquia. El origen estaba bien claro para la hermandad y los devotos, sobradamente documentado y evidente, aunque no lo era tanto para el Registro de la Propiedad. Allí, el templo simplemente aparecía sin nombre, en un evidente vacío legal que acaba de quedar resuelto. La hermandad culminó el proceso de inmatriculación del templo en la pasada Semana Santa, aprovechando el privilegio que la Ley Hipotecaria de 1946 dio a la Iglesia católica para inmatricular bienes sin necesidad de título escrito de dominio.

El caso de La Palma, resuelto con éxito, es un ejemplo más del proceso que la Iglesia gaditana ha realizado en los últimos tiempos para inmatricular diversos templos y propiedades que no estaban reconocidos en el Registro de la Propiedad. Aunque no precisan una cifra, desde el Obispado confirman que han estado registrando sus propiedades gracias a la creación de un equipo de voluntarios que ha realizado todos los trámites burocráticos para conseguirlo en el último año. 

El motivo de tanta premura, pese a que la Iglesia tenía el derecho desde el régimen franquista, se debe a que el Congreso de los Diputados aprobó un cambio en la Ley en abril de 2014 que acababa con el privilegio y equiparaba el proceso de inmatriculaciones religiosas al resto de procesos. Sin embargo, cuando decidió sacar adelante la Reforma de la Ley Hipotecaria aprobada por Decreto de 8 de febrero de 1946 y del texto refundido de la Ley de Catastro Inmobiliario otorgó a la Iglesia española un plazo de aproximadamente un año, hasta su entrada en vigor. Un hecho que se produjo con la publicación en el BOE el pasado 25 de junio de este año. Por tanto, el Obispado, las órdenes y asociaciones religiosas de la Diócesis han tenido algo más de un año para completar un proceso con privilegios, pero de gran complejidad.

El hermano mayor de La Palma, Francis Lucero, lo sabe bien. «Fue un proceso complejo, aunque ahora estamos orgullosos de haber conseguido un hecho histórico, desde que los Peñalba legaron el terreno». En este sentido, la hermandad reconoce que la idea les rondaba desde antes que el Congreso dio el último plazo.  Sin embargo, el establecimiento del último margen reactivó la inmatriculación, ya con la colaboración de los voluntarios del Obispado, que se pusieron en contacto con la archicofradía para realizar los pasos necesarios. El propio Lucero reconoce que han sido cerca de 50 voluntarios los encargados de registrar las propiedades del Obispado en diversos puntos de la Diócesis. En su caso, fue especialmente complejo ya que en el Catastro la propiedad del suelo aparecía inscrito a nombre del Obispado. «Además, la iglesia tenía partes mezcladas con el colegio de las monjas, con lo cual hubo que hacer divisiones horizontales», explica el hermano mayor.

Tras cambiar la propiedad en el Catastro y realizar la división horizontal, la hermandad tuvo que presentar multitud de documentación. Entre los datos, La Palma presentó documentos del Archivo Provincial que atestiguaban la propiedad del templo, el testamento de María Peñalba, una declaración jurada o la demostración de que la corporación posee personalidad jurídica. Sin embargo, «la registradora no estaba por la labor de registrarla a nombre de la hermandad» ya que consideraba que no era el mismo caso que el privilegio concedido a la Iglesia. «Tuvimos que alegar un caso similar de una hermandad sevillana y aportar una declaración del obispo que dejaba claro de quien era la propiedad», alegó el Lucero. Finalmente, el fin del proceso llegó entorno a Semana Santa, mientras que el equipo del Obispado ha seguido trabajando en la inmatriculación de más templos, ya a su propiedad.

El plazo expiró

Sin embargo, desde la publicación en el BOE solo podrán completarse inmatriculaciones eclesiásticas en procesos ya iniciados y a apunto de finalizar. Para el resto de los casos ya la Ley Hipotecaria marca que se tendrán que circunscribir al mismo proceso que tiene que pasar cualquier otra propiedad no religiosa en un trámite mucho más complejo y costoso. Uno de los templos que ha quedado en una situación dudosa es el Santuario de la Patrona, la iglesia de Santo Domingo. Aunque el convento sí está registrado a nombre de la orden de los dominicos, no ocurre así con la iglesia conventual que, actualmente, no tiene propietario. El prior de los dominicos, Pascual Saturio, reconoce que ahora el proceso de la iglesia «está parado». Sin embargo, el dominico espera que, «al estar el proceso iniciado se pueda completar» en arreglo a la Ley antes de su modificación. 

Saturio reconoce que el proceso se ha reactivado después de que hayan salido a la luz  inmatriculaciones más polémicas como la de la Catedral de Córdoba. De hecho, diversas asociaciones, como Europa Laica, han mostrado su malestar con el privilegio. Sin embargo, Saturio cree que el debate, en buena medida, es estéril ya que «nadie duda que un templo sea propiedad de todos, tan solo se trata de legalizar una realidad». De hecho, en el caso del templo dominico, el problema vino con la Desamortización de Mendizábal y la posterior regresión a manos de la Iglesia. Por eso, Pascual, en su caso, lo tiene bien claro: «No creo que haya problema porque nunca ha habido polémica en esta iglesia por ese tema. Siempre ha sido algo pacífico y por todos es considerado que los guardianes y custodios del templo somos los dominicos».

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