Cádiz

La crudeza del día a día de Kichi

Cada día, distintos ciudadanos esperan la salida de José María González, ‘Kichi’, del Ayuntamiento para pedir soluciones a sus problemas

belén mata
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Como si de un salvador se tratase, Adelaida Castro acude a las puertas del Ayuntamiento en busca del calor que espera recibir de un alcalde que se autoproclama como cercano y del pueblo.

Ella necesita aliento, mucho, su situación es como la de innumerables gaditanos que aguardan en sus casas esperando un milagro, esperando que algo, por mínimo que sea, cambie. La situación de esta joven gaditana se complica a medida que pasan los días. Junto a su pareja, enfrenta un momento difícil que ve llegar como si de un maremoto se tratase, la prestación por desempleo se les acaba y deberán comer y pagar sus necesidades básicas de vivienda, alimentación y educación de sus dos hijos con tan sólo 400 euros.

Esperanzada y confiando en que existen soluciones para ella, se aventura a acudir al Consistorio gaditano, con la única verdad que su palabra y un escrito con todo bien desglosado, con sinceridad absoluta y sin problemas para contar la situación que padece. Tal y como afirma, hace días había intentado hacerle llegar su relato por escrito al alcalde, pero en vista de no obtener respuestas y ver como el tiempo pasa, decide esperar varias horas hasta poder acceder personalmente a él, a José María González, quien según ‘vox populi’ no tiene barreras que lo blinden, sino que es una persona corriente.

Horas de espera

A sus 30 años, esta gaditana viene de vuelta de un exilio en la ciudad canaria de Tenerife que se ha prolongado casi siete años y que por motivos de salud de sus hijos tuvo que ponerle fin y volver a su tierra natal. Ahora desde Cádiz, ha intentado pedir ayuda a los organismos competentes pero, tras tres meses esperando cita con Asuntos Sociales, se encuentra con la sorpresa de que como no lleva un año empadronada en la ciudad no le corresponde ninguna ayuda. Ante tanta negativa, Adelaida ya no aguanta más y con el corazón en la mano, decide esperar a que el alcalde finalice su jornada matutina en el Ayuntamiento.

Saltándose la barrera protocolaria, propia de la confianza que los ciudadanos sienten con el popular edil, aguarda en una casi desolada plaza de San Juan de Dios. Pero no estaba sola, también junto a ella otra persona esperaba pacientemente ser escuchado por el regidor municipal. Se trata de un ilicitano que ha recorrido 600 kilómetros para entrevistarse con quien pensaba le iba a dar cabida a sus ideas y le iba a facilitar el acceso incluso a Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos en Andalucía y compañera sentimental de González.

Cuando las manecillas del reloj del Ayuntamiento marcaban alrededor de las 15.30 de la tarde, aparecía por el umbral de la puerta de la Casa Consistorial la figura del esperado edil, quien se encontró un recibimiento que últimamente parece más que común. Peticiones, propuestas, clamor popular y un continuo vaivén de ‘creyentes’ que confían en su poder y, sobre todo, en su insistente sentimiento de gobernar desde el pueblo. Y ese, es el precio de ser uno más, o al menos de querer serlo, algo que le lleva a tener que cumplir con la imagen que los ciudadanos interiorizaron desde su primera aparición mediática.

Ante tal situación, el alcalde escuchó atentamente cada palabra vertida por estos ciudadanos. Sus respuestas fueron claras y concisas: intentará por todos los medios cubrir las necesidades de la gaditana, pero en el caso del empresario, recalcó que él no era la persona adecuada para ayudarlo, ya que para emprender hay primero que presentar un proyecto técnico de lo que se quiere hacer, con criterios objetivables, insistiendo en que todo lleva un proceso y que, además, tiene una larga lista de personas a las que atender y ayudar con situaciones más prioritarias que la de montar una fábrica-escuela de marroquinería en la ciudad de San Roque.

Sensaciones opuestas

Reacciones de todo tipo las que pudieron verse desde las puertas del Consistorio, Adelaida se marchaba esperanzada y confiando en la palabra del alcalde, quien aseguró que tomaría cartas en el asunto y derivaría su caso a la concejalía correspondiente. Ella es consciente de las numerosas peticiones con las que cuenta el primer edil pero asegura que lo que la difiere de los demás gaditanos necesitados, es que no ha recibido ningún apoyo por parte de Asuntos Sociales y que es la única esperanza que le queda. En cambio, el empresario se vuelve a la ciudad mediterránea decepcionado y sin perspectivas de ayuda para cumplir con sus ideas emprendedoras. Pasadas las 15.45 horas, el alcalde abandonaba el espontáneo encuentro y cada ciudadano tomaba su camino.

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