Imagen desde la cubierta del 'Juan Carlos I', en el dique de Navantia
Imagen desde la cubierta del 'Juan Carlos I', en el dique de Navantia - a. vázquez
industria naval

El astillero de Cádiz aspira a ser el punto de reparación de los barcos de la Armada

Navantia culmina la primera revisión a fondo del portaaviones 'Juan Carlos I' tras casi dos meses de faena que finaliza con éxito

elena martos
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El próximo lunes parte del dique del astillero de Navantia Cádiz ese gran gigante gris que desde principios de enero lo ocupa. El buque de proyección estratégica 'Juan Carlos I', la joya de la Armada española, saldrá al fin a la mar tras casi dos meses varado en la factoría gaditana, donde ha sido sometido a una profunda reparación, una obra «de sobresaliente», como lo ha definido hoy el comandante de navío Gonzalo Sanz.

Durante este tiempo, los operarios de Navantia han realizado labores especialmente en las zonas más difíciles de acceder porque se encuentran sumergidas «como los sistemas de propulsión y estabilización», ha detallado el comandante, que ha reconocido la calidad de los trabajos realizados y el cumplimiento escrupuloso de los plazos comprometidos.

«La construcción del barco ha sido un éxito industrial», ha defendido y muestra de ello es que se ha exportado a Australia y está en vías de exportación a Turquía. Una labor de colaboración en la que Navantia ha atendido todas las necesidades y requerimientos de la Armada para la hora de darle forma a este buque que sustituyó al conocido portaaviones 'Príncipe de Asturias'.

El jefe de obra de este proyecto de mantenimiento ha sido Óscar de Torres, un ingeniero de la casa que no podía ocultar su satisfacción durante la visita con periodistas que el constructor público ha realizado hoy. Este experto ha reconocido que «asumir esta tarea es todo un reto, porque es la primera vez que un buque militar vara en Navantia». A falta de un par de días para que concluyan las labores, en las que han participado alrededor de 450 trabajadores, De Torres ha mostrado su confianza en que «esta se convierta en la factoría adecuada para este barco y para todos los que la Armada que quieran venir».

Curiosidades

Ya a bordo, la sensación no es la de estar en un buque de guerra, con pasillos anchos, una enorme carga tecnológica y la gran capacidad en las diferentes cubiertas. Entre las curiosidades se podría destacar que del 'Juan Carlos I' pueden aterrizar y despegar hasta seis aeronaves, también posee un sistema de protección contra agentes de contaminación nuclear, biológica y química en los espacios de la ciudadela del buque a través de un sistema de filtrado del aire con seis zonas separadas.

La factoría gaditana saca pecho cuando se menciona este encargo, que tiene detrás un trabajo previo que se inició en verano para poder cumplir con los plazos que necesita la Armada. El ingeniero jefe ha explicado que el mantenimiento ha sido completo y entre las tareas ha destacado la revisión de toda la propusión, «que van con 'Azipod' -un sistema de hélices muy especializado- que nos ha llevado 23 días».

También se han pintado alrededor de 1.800 metros de cubierta que resistirán al menos durante los próximos seis años. Ese es el periodo medio de varada de estos buques que, según el experto, pueden retrasar el mantenimiento gracias a la mejora de los componentes y sobre todo de la pintura.

Próximo retos

El dique quedará libre para que entre la plataforma 'Kugira', propiedad de Acciona, que lleva desde primeros de mes en la factoría. Será dentro de un mes cuando llegue a Cádiz uno de los grandes cruceros de la compañía Royal Caribbean, con la que Navantia mantiene una estrecha relación. Se trata del 'Explorer of the Seas', para el que los operarios ya tienen avanzado parte del trabajo con el fin de cumplir los plazos comprometidos. Este buque tiene faena para un mes y trae a bordo alrededor de 1.800 personas de tripulación y otras 2.000 de la industria auxiliar, que se alojarán en la ciudad durante ese tiempo.

Ya en abril llegará a Cádiz el 'Allure of the Seas', el mayor crucero del mundo, que tiene menos trabajo, pero que es una excelente carta de presentación para que el constructor público se siga abriendo camino en el negocio de las reparaciones vinculadas a los buques turísticos.

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