Trabajadoras y socias de Agamama comparten edificio con otras asociaciones y colectivos en el edificio municipal Hermanas Mirabal
Trabajadoras y socias de Agamama comparten edificio con otras asociaciones y colectivos en el edificio municipal Hermanas Mirabal - f. j.
cádiz

Las que ganan la partida de la vida

Agamama diversifica sus ámbitos de acción ante el recorte de las subvenciones

antonio m. de la vega
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Con menos ayudas que nunca, pero con las mismas ganas y con más proyectos para salir adelante. Así trabajan en la Asociación Gaditana de Mujeres con Cáncer de Mama (Agamama).

Esta asociación nace hace 15 años para llegar a donde otros no llegan. Conscientes de que la parte médica en la atención a las mujeres que padecen esta enfermedad está «más o menos cubierta», las trabajadoras y voluntarias de esta asociación se centran en la atención psicológica, social y laboral.

Cuando las mujeres llaman a las puertas de Agamama necesitan, fundamentalmente, apoyo emocional. Las acogemos en la fase en que están recibiendo la quimioterapia, «con el bajón moral que provoca la incertidumbre de no saber como enfrentarse al cáncer». Ahí Agamama les da las primeras respuestas.

Primero las atiende la psicóloga y coordinadora de la asociación, Maripaz Ríos, y luego se integran, según su perfil, en los grupos de autoayuda en los que participan las propias socias. «Es ahí donde empiezan a resolver sus dudas. No hay nada mejor que ver a mujeres que han pasado o están pasando por lo mismo que ellas y están riéndose, otra vez con su pelo, es muy importante», explican.

Desde hace un tiempo las profesionales de Agamama han introducido nuevas metodologías de trabajo en los grupos de autoayuda. Se han apuntado al 'coaching' y los resultados están siendo excelentes. Cuenta Maripaz Ríos que «lo que se intenta es darles las herramientas que les hacen falta. Lo fundamental es que abandonen el rol de víctimas en el que a menudo les sitúan las propias familias. Muchas de ellas encuentran en esa victimización una zona de confort, se resignan, y eso no puede ser. Hay que seguir adelante». Por eso en Agamama se trabaja especialmente en la reinvención laboral de las mujeres que superan la enfermedad.

Uno de los objetivos del colectivo es la reinserción laboral de las mujeres que superan el cáncer de mama

Justo ahí centran buena parte de esfuerzo actual. Las subvenciones han mermado. Por primera vez este año se quedan sin ayudas de la Delegación Provincial de Salud. Cuentan con convenios con el Ayuntamiento de Cádiz, con Diputación y con la Fundación La Caixa como principales recursos, pero no es suficiente. Y para evitar tener que estar dependiendo siempre de subvenciones públicas o colaboraciones privadas se han remangado en plena crisis y se han convertido en emprendedoras.

Además de tener en la propia sede de la asociación un gabinete de atención sanitaria del linfedema, con una fisioterapeuta especializada, por cuyos servicios se cobra una pequeña cantidad, desde hace unos meses tienen una tienda en la calle Parlamento. Allí venden productos de primera mano que donan comerciantes como Rodríguez Rubio o Marisol Zamora, entre otros; también productos de segunda mano; y, sobre todo, lo que hacen las socias con sus propias manos en el taller de artesanía. Allí aprenden a trabajar reciclando. Para ello se han formado doce mujeres en el proyecto ‘Crear oportunidad’.

Agamamita

Esta tienda es una forma de autofinanciarse y, a la vez, de dar empleo a estas mujeres que ven de nuevo abiertas las puertas del mercado laboral. Allí venden uno de sus productos estrella: Agamamita, una pequeña muñeca que se ha convertido en todo un símbolo para estas mujeres luchadoras. También venden esta muñeca y otros pequeños productos de artesanía en farmacias o comercios de toda la ciudad. Incluso han estado presentes con un stand en el mercado navideño de la Casa Aramburu y van a participar en un mercado solidario este mes de diciembre en la Fundación Municipal de la Mujer.

El colectivo cuenta con unos 190 socios y ayuda a las personas que no tienen medios para tratarse

Llama la atención que en una de las chapas que venden aparece un lema que puede ser el de sus propias vidas: «Si puedes soñarlo, lo puedes lograr». Esa frase refleja a la perfección su talante, su empuje, su esperanza. Dicen las trabajadoras de Agamama –además de la coordinadora hay una administrativa, Ángeles Alcaraz, y una técnica, Rocío Galán– que su trabajo es mucho más positivo de lo que puede parecer. «Aquí recibimos lecciones diarias, de superación, de fuerza. Muchas de las mujeres tienen hijos, y ese es el mayor estímulo que pueden tener». Otro factor que influye es la capacidad de lucha innata en el género femenino. «Estamos acostumbradas a tirar del carro, somos luchadoras, constantes, y eso es una ventaja para afrontar la enfermedad», cuentan.

Han superado el mayor de los retos, el del cáncer, y por eso aseguran que nada les asusta, a pesar de que «en el SAS ahora mismo apenas dan tratamientos» y tienen que abarcar cada vez más parcelas de la rehabilitación. Su recompensa es la mayor que se puede tener. Viven, aprenden y ahora emprenden. La cuestión es mirar siempre al futuro con optimismo.

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