RUTA CULTURAL EN LA COSTA GADITANA

El valor de la «banalidad» turística

El IAPH propone un viaje por la arquitectura de vacaciones, del primer ocio del Balneario de la Palma de Cádiz a la arquitectura de los 90 del Novo Sancti Petri

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Esos veranos de Seat 600, tartera y maletas en la baca. O la canícula de traje de baño, balneario y baños de mar terapéuticos. O, porque no, los meses estivales de la España del ladrillazo, de promoción a pie de playa, lujo y resort. De la ingenuidad de principios de siglo al atrevimiento de los años 90, todo ligado al ocio, al turismo y las vacaciones con el hilo conductor de una carretera: la N-340. ¿Diría que esta Andalucía que va del blanco y negro al color, retrato de un siglo de fuerte cambio social, es patrimonio? Para el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, sí. De ahí que proponga la ruta cultural ‘Arquitectura de vacaciones en Cádiz y Málaga. La banalidad turística y su valor patrimonial’.

Lo cierto es que la propuesta, lejos de ser una mera opción de ocio, pretende convertirse en una reflexión sobre el propio cambio social experimentado en la costa occidental de Andalucía y la arquitectura de calidad que ha dejado este desarrollismo en torno al turismo. «Evidenciar la importancia de una arquitectura tan banalizada y tantas veces denostada como la que tapiza nuestras costas implica un ejercicio de observación y reflexión en el que el entendimiento del desarrollo del turismo ha de jugar un papel fundamental». Ese es el objetivo plasmado por la propia institución que, en lo práctico, propone un viaje que conecta Cádiz con Málaga pasando por San Fernando, Chiclana, Algeciras, San Roque, Estepona, Marbella, Fuengirola y Torremolinos. Un viaje de 273 kilómetros en los que abordar la calidad de la arquitectura contemporánea como la propia evolución histórica de la costa de Cádiz y Málaga. Para ello, en la propia web de la institución se puede descargar la información de interés de las distintas localidades, así como archivos compatibles con GPS y Google Maps.

El recorrido, tal y como explica la guía, sirve para comprender dos costas contrapuestas: el Atlántico dominado por el levante y las servidumbres militares y el tranquilo Mediterráneo de temprana ocupación (y en determinados puntos, masificación). Entre ambos mares, la 340 actúa como hilo conductor de una realidad histórica y social que se plasma en edificios concretos. En el caso de la capital, se resalta el Balneario de la Palma y el Real, en la Caleta, como punto final de una ruta que comienza con el desarrollismo malagueño. Esta arquitectura de inicios del siglo XX contrasta con las que la ruta destaca en otros puntos de la Bahía. Así, en el caso de San Fernando se resaltan las líneas del hotel Sol y Mar, ejemplo de la arquitectura del turismo de masas. De El Puerto (localidad que aunque no esté recogida en la guía sí se establece como punto de paso) resalta los Apartamentos Manantial y los chalés Nuestra Señora del Mar.

En el caso de Chiclana, el foco de atención, como no podía ser de otra forma, se pone en el Novo Sancti Petri. Se trata de una promoción de unifamiliares levantada por los arquitectos Cruz y Ortiz que califica como «ejemplar por el rigor de su investigación tipológica, basada en referencias nórdicas, que desemboca en un modelo compacto». Ejemplos de una arquitectura que también es patrimonio y que se merece ser catalogada y estudiada hasta el punto de que está incluida en el Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea. Nunca unas vacaciones dieron para tanto.