Los moteros accedieron de forma controlada al centro de El Puerto gracias al dispositivo de vigilancia | FRANCIS JIMÉNEZ
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El Puerto se reconcilia con las motos

El Gran Premio se vive con intensidad tras varios años de decadencia; la apertura de las calles del centro portuense ha sido clave en el aumento de la afluencia

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Era una escena que no se vivía desde hace al menos siete años. Decenas de personas apostadas a ambos lados de la valla de seguridad de la avenida Micaela Aramburu, jaleando a los moteros a quemar rueda y a hacer ‘caballitos’. Bajo un continuo control policial, los peatones convivieron con los motociclistas en una fiesta que en los últimos años estaba en decadencia. Ya fuera por la crisis, por el reparto de la tarta con Sanlúcar, Rota y Chipiona, o por el férreo blindaje de las calles del centro, lo cierto es que el impacto económico del Gran Premio de Motociclismo de Jerez en El Puerto había descendido bastante. Ayer, día grande de la Motorada, el casco histórico de la ciudad volvió a oler a goma quemada y los hosteleros ya hablaban de un aumento de beneficios con la apertura de las calles como factor clave.

Una reconciliación sí, pero a medias, ya que muchos de los moteros que ayer ocupaban los veladores de los bares, que consumían en sus barras o tomaban el sol en sus playas, estaban de visita. «Nos alojamos en Chipiona. Veníamos a El Puerto, pero nos lo cerraron. Y ahora está mejor, pero seguimos sin poder tener las motos al lado». Pedro Santamaría, de Valencia, consideraba ayer que la apertura parcial del centro, únicamente con la Ribera del Marisco y Micaela Aramburu, sólo hasta las doce y en dirección a los ‘parkings’, no era suficiente. Opinión distinta a la de Salvador Pérez, de Écija, que acababa de estacionar su moto en la Bajada del Castillo. «Así está bien, otros años era más peligroso». Al igual que Salvador, muchos moteros dejaron sus motocicletas en zonas no autorizadas, como todo el entorno del Castillo de San Marcos o incluso sobre la acera de la calle Sol, junto a los edificios de Urbanismo y Suvipuerto. Algo con lo que el Ayuntamiento no contaba, pero que al menos de momento, no ha generado incidentes más allá del ahorro en los bolsillos de los moteros, que no tuvieron que pagar ‘parking’.

El dispositivo de seguridad de El Puerto, en el que intervinieron más de 600 personas enrte policías locales, nacionales, guardias civiles, etc; se puso en marcha incluso antes de lo previsto, por la llegada escalonada de las motocicletas antes del mediodía del viernes. El concejal de Policía Local, Carlos Coronado, aseguró que tanto los moteros como el resto de conductores respetaron las restricciones y atendieron las indicaciones de los agentes responsables del tráfico.

Respeto a las restricciones

A falta de conocer el transcurso total del sábado, el viernes no hubo problemas en el momento del cierre a la circulación, a las doce de la noche, de las vías autorizadas. «A los más regazados, cuyas motos aún permanecían en la zona de ‘parkings’, los agentes les fueron indicando en los puntos de control cuáles eran los desvíos alternativos para salir del centro». A través de las redes sociales, el Ayuntamiento mantuvo informados a los usuarios del estado del tráfico, recomendando el uso de las vías periféricas, especialmente a la hora punta -poco antes de las tres de la tarde-, ya que en la calle Larga se produjeron algunas retenciones. Por otro lado, la Policía Local levantó seis actas por miccionar en la vía pública e interpuso doce denuncias de tráfico.

En el botiquín de Protección Civil ubicado en la zona de la avenida de la Bajamar, se produjeron un total de cuatro asistencias, debidas a procesos traumáticos y quemaduras.

Aún sin datos concretos, y a la espera de que finalice el evento y se pueda hacer un balance más preciso, el alcalde de El Puerto, Enrique Moresco, señaló que los establecimientos hoteleros rozan el cien por cien de ocupación. «Se trata sin duda de una magnífica noticia, ya que esta llegada de visitantes a la ciudad supone una importante inyección económica tanto para la hostelería como para los comercios y los hoteles». En comparación con el año pasado, con un viernes e incluso un sábado bastante pobres, los encargados de bares y restaurantes valoraban de forma positiva los resultados logrados hasta el momento. «Ha estado bastante mejor, lo hemos notado mucho y probablemente se deba a la apertura de calles».

Daniel Encina, de La Antigua, coincidió con Manuel Ruiz, encargado de Romerijo. «Afortunadamente nosotros siempre tenemos clientes, pero sí es cierto que este año se nota el aumento, y eso es bueno para todos». Opinión distinta la de Manuel Lores, del bar ‘Beti’. «Nosotros hemos estado bien, pero quizá la atención se ha desviado más a la Ribera del Marisco, por la circulación de motos». Javier Soler, de la ‘Heladería Soler’, se mostró más escéptico. «El Gran Premio ya no es lo que era. Viene gente, pero no sabemos si por el cierre, la crisis, o la competencia de otras localidades, ya no hay tanto público como en otros años».

Valdelagrana se resiente

La afluencia de visitantes en el mercadillo de ‘merchandising’ motero que tradicionalmente se instala en el parque Calderón fue ‘in crescendo’ a medida que avanzaba el día. En algunos ‘stands’ se quejaron de que la noche del viernes no dio demasiado de sí, pero el sábado, a partir de las cinco de la tarde, comenzó a llegar un continuo reguero de moteros por la avenida de Pozos Dulces que terminó llenando completamente su ‘parking’ y el parque, en cuyas zonas verdes algunos aprovecharon para descansar y pasar la sobremesa.

Desde las seis comenzó a aumentar el ambiente en la Ribera del Río, la plaza de Las Galeras -con un ‘disc jokey’- y Micaela Aramburu. El tirón que este año ha tenido el centro de El Puerto también ha supuesto un claro perjudicado: Valdelagrana, pese al buen tiempo que invita a disfrutar en la playa, no ha gozado de la presencia de motociclistas de otros años.