Paco Arango/ Gonzo Suárez
paco arango | director, guionista, productor y fundador de aladina

«Los niños con cáncer te enseñan lo que es importante»

Este mes estrena ‘Maktub’, su ópera prima. Una película basada en su experiencia trabajando con niños que padecen cáncer

MADRID Actualizado: Guardar
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Paco Arango es mucho más que uno de los herederos del imperio VIP’s. Fue cantante allá por los 90, pero su vocación musical dejó paso a la de productor televisivo, con series como aquella de ‘Aladina’ que protagonizara Paz Padilla. A pesar del éxito, su sueño era hacer cine, así que aparcó su actividad en ese medio para llevar a cabo sus proyectos en la gran pantalla.

En el camino se dio cuenta de que necesitaba donar parte de su tiempo a otras causas y comenzó a colaborar con Asion (Asociación de Padres de Niños con Cáncer) para, posteriormente, crear la Fundación Aladina, dedicada a hacer que la vida de los niños hospitalizados con cáncer sea más llevadera.

Fruto de estas vivencias y de su amistad con algunos de estos niños nació el guion de ‘Maktub’, la película que está llamada a ser el estreno de estas fiestas no solo por su formato de cuento navideño sino por la humanidad y la fuerza que de ella emana. Un filme que, sobre todo, se lo debe a Antonio, aquel rapero de 15 años con mucho carácter que un día le dijo: «Estoy seguro de que algún día me va a escuchar todo el mundo».

–En ‘Maktub’ descubrimos a Antonio, un chaval que padece cáncer pero que no se rinde y se empeña en demostrarnos que la vida hay que vivirla a tope. En los más de 12 años que lleva tratando con niños que padecen esta enfermedad habrá aprendido muchas cosas.

–Pues sí. Ellos me han enseñado lo que de verdad es importante. A mí antes me hacía feliz tener unas buenas vacaciones, un trabajo exitoso, una novia, pero ni sabía que existían los árboles porque no los miraba. Ellos me han devuelto eso, además de enseñarme que lo verdaderamente importante es ser generoso, amable, compartir y luchar por ser feliz. Eso es lo más importante y eso es lo que intento transmitir a través de ‘Maktub’.

–Uno se pregunta, ¿de dónde sacan la fuerza?

–Yo creo que piensan que aquí no se acaba todo, que quizás después hay algo más. De todos modos, e independientemente de toda la tristeza que hay en muchas situaciones, lo que sobresale es el amor. Y la experiencia del amor perdura por encima de cualquier pena.

–¿Sufren más las familias?

–Yo siempre digo que lo pasan mucho peor los padres que los niños, porque para un padre quizás lo peor que te puede pasar es que tengas un hijo con cáncer. Por eso desde Aladina cuidamos tanto a los familiares como a los niños, incluso a veces más, y mantenemos la amistad con estas familias sea exitoso o no el tratamiento. Establecemos un vínculo muy importante y ayudamos a aquellos que han perdido a sus hijos. Necesitan que se les escuche muchísimo, compartir vivencias y que alguien les recuerde que hay que ser positivos y pensar siempre en lo mejor.

–Por cierto, en la película vemos que Antonio es muy consciente de que ha llegado su hora, ¿es normal?

–Eso es algo muy inusual, al menos en España. Aquí, como en muchos otros países, se tiende a no hablar de la posible muerte cuando esta se refiere a un niño. Sin embargo, en otros lugares, como en Estados Unidos, te sorprenderá saber que se lo comentan antes que a nadie al chico. Primero les dicen a ellos: «Te vas a morir». Y lo increíble es que la reacción del paciente es de «no se lo digáis a mis padres porque prefiero hacerlo yo». Ambas situaciones son válidas y a cada uno le parecerá una mejor que otra.

–¿Fue así realmente? ¿Antonio lo sabía?

–No, Antonio no lo sabía. De hecho, Antonio se curó, pero a los pocos meses de llegar a Canarias un virus estúpido que tú y yo matamos con un antibiótico se lo llevó porque su sistema inmunológico estaba muy bajo. Hay muchas veces que se pierde la batalla no por el cáncer. Pero sí te digo que Antonio hablaba muy en plata de lo que era la cosa.

–Coraje le sobraba...

–De hecho en la película vemos que Antonio no solo es un ejemplo de lo que es afrontar con bravura una situación así, sino de sabiduría, de ponerle las cosas muy claras en este caso al protagonista y decirle: «Mira tío, la vida está para vivirla a tope». Y creo que esa es la gran lección que da Antonio. Pero él era así, te ponía firme.

–¿Por eso a pesar de las lágrimas se sale del cine con esas ganas de comerse el mundo?

–Sí. La película te devuelve la ilusión de vivir y ser feliz y de darte cuenta de lo importante que es tu familia. Y eso aunque ya sabemos que todos nos peleamos. Como dice Rosa María Sardá en el filme: «¿Qué tal estás navidades? ¿Bien o en familia?».

–Hablando de familia, ¿qué opinan los padres de Antonio de la película?

–Ellos han sabido en todo momento cada parte del proceso de este filme y de su guion. Es más, ellos salen en ella, como también lo hacen los dos mejores amigos de Antonio —son los dos que cantan la última canción—. Es un filme que está empapado de Antonio, porque lo ha hecho él y muchos otros niños que he conocido y que me han aportado experiencias muy felices.

–¿Nos contaría alguna?

–Son tantas que sería injusto resaltar una. Quizás lo más increíble es que los adolescentes cuidan a sus padres tanto como sus padres a ellos. Si un adolescente tiene un día nefasto y tú entras a su cuarto y le preguntas tanto a él como a su familia: «¿Qué tal? ¿Cómo va la cosa?» verás que todos te dicen que va bien, pero te ponen cara de «muy mal». O sea que entre ellos se protejen. Y luego hay historias tan maravillosas como la de dos chicos que se curaron y ahora trabajan como voluntarios en la Fundación y eso es fantástico, imagínate.

–Ellos serán aún más sensibles al trato al haber pasado por la misma situación.

–Sí, efectivamente, saben más que nosotros. Y son gente que vuelve, no se olvida. De hecho, me acuerdo ahora de otro voluntario, Máximo, que perdió a su hermano de ocho años, pero volvió para ayudar en la Fundación.

–Les debe de parecer muy valiosa la ayuda de la Fundación Aladina para seguir luego ayudándoos, ¿tan importante es el entretenimiento para ellos?

–Más que el entretenimiento, la distracción. Es bueno que no se obsesionen con que solo existe el hospital, que a veces les pasa. Cuando ellos ven que tienen actividades y les sacamos un poco de su entorno, de su habitación, y se dan cuenta de que se pueden reír, de que la vida sigue. Eso es muy importante para ellos. La mente es muy poderosa y puede hacer cosas maravillosas, pero también cosas muy feas. Por eso hay que enseñarles a coger las riendas de su propio caballo y, como yo digo siempre, nunca hay que bajar de un cinco, puedes tener un mal día pero hay que ayudarles a no bajar de ese cinco.

–Al final, os acabaréis haciendo amigos de ellos e imagino que eso es aún más importante...

–Sí. Además es que hay una cosa muy buena. Tenemos salas habilitadas para los adolescentes donde solo pueden entrar ellos. Sin médicos ni familiares. Hay que pensar que cuando estás en la edad del pavo y te meten todo el tiempo en un cuarto con tus padres y con el cáncer que padeces te puedes volver loco. En esas salas también podemos entrar nosotros, pero porque nos convertimos en sus amigos. Yo creo que el mayor mérito de Aladina es que los voluntarios, que son una maravilla, se hacen verdaderos amigos de los chicos y de sus familias. Y eso no es tan importante por los buenos momentos, sino por los malos, porque es en ellos cuando quieres ver solo a la gente que verdaderamente conoces y no a alguien que entra y te hace una gracia.

–Creo que además con parte de la recaudación de ‘Maktub’ se va a financiar un centro pionero en el campo de los trasplantes, ¿cómo va a ser?

–Vamos a crear el ‘Centro Maktub’, que tendrá un coste de medio millón de euros, que estará dotado de los últimos avances tecnológicos para el trasplante de médula ósea -crítico para la curación del cáncer infantil-. Estará en un ala del Hospital Niño Jesús y los médicos ya están buscando lo mejor de lo mejor. Al final no hacemos más que devolverles a los niños aquello que nos han dado.

–¿Admiten colaboraciones?

–Claro. Entrando en la web de maktublapelicula.com se pueden ver varias acciones que sirven para ayudar. Las hay simbólicas y también las que consisten en un donativo, pero todas suponen un ladrillo solidario más en la construcción de este centro.

–‘Maktub’ significa ‘estaba escrito’, ¿también se lo enseñó a usted Paulo Coelho en ‘El alquimista’?

–Así es. De sus enseñanzas hay mucho en mi película. De hecho en ella se menciona ese libro. Su filosofía es muy afín a la mía, a lo que pienso y a lo que he aprendido.