Foto: Paco Chiqiure
el reto de ser padres

Dar ejemplo por deporte

Fomenta valores muy importantes: la solidaridad, el compañerismo, el trabajo en equipo... Y todo esto suele venir muy bien para educar o reeducar a menores que han cometido algún hecho delictivo

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– ¿Es el deporte una buena medicina contra la delincuencia juvenil e infantil?

– El deporte fomenta valores muy importantes: la solidaridad, el compañerismo, el trabajo en equipo... Y todo ese suele venir muy bien para educar o reeducar a menores que han cometido algún hecho delictivo. Como los chavales tienen que pasar por fuerza por los equipos técnicos, los jueces y fiscales de Menores siempre acabamos por conocer sus circunstancias. Y si hay alguno que destaca en el terreno deportivo, lo tenemos en cuenta a la hora de juzgarlo. En estos casos, lo normal es utilizar la medida de libertad vigilada, que, dentro de un orden, puede tener el contenido que queramos: aprender a leer y escribir, sacarse el Graduado en ESO, por mencionar dos de los ejemplos más habituales, o seguir mejorando las habilidades futbolísticas. Si es una pena en sí misma, la libertad vigilada puede prolongarse durante dos o tres años. Cuando complementa al internamiento -es decir, que se cumple después de que el chico salga del centro correccional-, puede llegar a un máximo de tres años para los menores de entre catorce y dieciséis. Si el infractor es mayor de dieciséis, el tiempo máximo de libertad vigilada puede elevarse hasta un máximo de cinco años.

– Es decir, que usted ha ‘condenado’ a menores a meter goles, ¿no?

– Hombre, es una forma desenfadada de decirlo, pero útil para hacernos entender: sí, por ahí tenemos más de un chaval metiendo goles por ‘mandato judicial’. Y están cumpliendo. Alguno de ellos, sobradamente: se podría afirman que van para figuras. También hay algún judoka que nos ha dado más de una alegría en campeonatos de importancia. Pero lo fundamental es que han recuperado una práctica muy sana que abandonaron cuando empezaron con los porros, los botellones, los robos, las peleas... Y de todos depende que no vuelvan a las andadas. Por eso es muy decepcionante el mal ejemplo que ofrecen a veces los deportistas de élite...

– ¿A quién se refiere?

– Bueno, todavía tenemos muy recientes los enfrentamientos entre los entrenadores y los jugadores del Real Madrid y el Barcelona. Son estrellas y deben comportarse como tales en todos los sentidos. Tienen que ser conscientes de que son un espejo en el que se miran millones de niños. Es una gran responsabilidad. Y no siempre están a la altura. Comportamientos como los que hemos visto, pueden hacer mucho daño a los menores y generar violencia entre ellos. Pero no solo es cuestión de los deportistas: aquí también tienen un papel fundamental los medios de comunicación. No se deberían haberse magnificado tanto los insultos que se cruzaron Mourinho y Guardiola, y hablo de ellos porque es el ejemplo que tenemos más reciente. Incluso parece que había ganas de que hubiera más. Todo eso es muy lamentable. No ayuda en nada. Insisto, los grandes deportistas no pueden olvidarse de que son un referente muy importante para la juventud. No pueden perder los papeles. También es verdad que luego hay actos, caso de la visita del Real Madrid a Lorca para acompañar a las víctimas del terremoto, que van en el buen camino. Eso es lo que deberían hacer y no estar todo el día discutiendo.

– Ha dicho que esas conductas pueden generar violencia entre los menores...

– Sí y no exagero. En mi juzgado hemos visto algunos casos de agresiones en partidos de categoría infantil y juvenil. Por ejemplo, en una ocasión condené, por la comisión de una falta de lesiones, a varios chicos que acabaron a tortas mientras disputaban un partido de fútbol. La medida consistió en veinte horas de servicio a la comunidad para cada uno de ellos: tuvieron que colaborar en el mantenimiento de las instalaciones del polideportivo de su pueblo. También debían responsabilizarse de recoger el material que se usaba en el complejo. Como los chavales iban a la escuela, hacían esas tareas durante el fin de semana. No hay que interferir en la formación académica.

Pero es que hechos de este tipo también ocurren los partidos de adultos, en Primera División y en el Campeonato del Mundo. No son meras faltas: son agresiones que tienen toda la apariencia de un ilícito penal. Lo que ocurre es que se sustancian en el ámbito puramente deportivo. No salen de ahí. Hay una especie de acuerdo social para que esos temas se arreglen en el ámbito deportivo y administrativo.