Salida de los cuarteles de la Guardia Civil de Chiclana esta mañana
parricidio en Chiclana

"Maestro, te echamos de menos"

Los alumnos del IES Pablo Ruiz Picasso de Chiclana han homenajeado a Ildefonso Troya, profesor del centro que ayer murió supuestamente a manos de hijo

Chiclana Actualizado: Guardar
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Ildefonso Troya, muerto presuntamente a manos de su hijo de 22 años, ha sido enterrado esta tarde en el cementerio de San José del Valle entre muestras de dolor de familiares y vecinos que lo han acompañado en el último adiós.

Horas antes, en el centro educativo donde trabajaba como profesor hasta hace apenas unos meses, el IES Pablo Ruiz Picasso de la localidad chiclanera, a las doce del mediodía un numeroso grupo de alumnos que dieron clase con él hasta su jubilación, ha guardado dos minutos de silencio en homenaje al que fuera su profesor.

Una familia rota y toda una ciudad conmocionada por la inesperada muerte violenta de un vecino muy querido y conocido. Ese es el balance que puede hacerse de lo sucedido ayer en el número 2 de la calle Centauro, un chalé de la conocida urbanización de Las Menuditas de Chiclana.

La declaración de su hijo, Enrique Alberto T. R., ante la jueza instructora del nº 4 de Chiclana concluyó a primera hora de la tarde con un auto de ingreso en un psiquiátrico penitenciario. El joven acaba de ser trasladado de nuevo a los calabozos de la Guardia Civil para que sea conducido desde allí hasta Sevilla. Enrique Alberto pasará los próximos meses, mientras se mantenga esta medida cautelar, en el pabellón psiquiátrico de la prisión de Sevilla II, uno de los dos únicos centros penitenciarios de España preparados para atender a presos con problemas mentales.

Enrique Alberto T. R. está imputado por la muerte de su padre adoptivo, con quien vivía desde que tenía cuatro años. El joven supuestamente reaccionó de manera violenta ayer cuando la familia preparaba su traslado a un centro de salud mental en Málaga. Según han confirmado varios testigos, entre los que se encuentra su propia madre, el supuesto homicida le asestó al menos tres puñaladas en el cuello a la víctima, un maestro jubilado de 61 años muy conocido en la localidad.

Un centro psiquiátrico

Como adelantó ayer www.lavozdigital.es, minutos antes de las doce del mediodía, Ildefonso Troya Morales, de 61 años, y su esposa Consolación Rodríguez hacían las maletas junto a su hijo, Enrique Alberto T. R., de 22 años y de origen colombiano, para trasladar a éste a un centro especializado en el tratamiento de pacientes con problemas de salud mental que se ubica en la provincia de Málaga.

Los padres le habían comunicado al joven esa decisión el día antes y según explicó la madre a la Guardia Civil, Enrique Alberto se lo había tomado con buen talante. Nada hacía presagiar que tan solo 24 horas después, la tragedia se cebaría con un matrimonio muy querido en la localidad.

Así, la familia se dedicó durante la mañana de ayer a recoger las pertenencias del joven para trasladarlo a Málaga. Mientras la madre terminaba de cargar el coche y se disponía a sentarse en el vehículo, oyó de repente los gritos de su esposo que procedían de la vivienda. El hijo adoptivo de ambos, que llevaba con ellos desde que tenía cuatro años, le estaba asestando varias puñaladas en el cuello. Su propia madre se convertía en testigo directo de la muerte violenta de Ildefonso.

Según fuentes de la investigación, Enrique Alberto T. R. había escondido horas antes un cuchillo de cocina de grandes dimensiones entre sus pertenencias, y al ver que el traslado al complejo psiquiátrico era cuestión de minutos y ya no había vuelta atrás, inició una fuerte discusión con la víctima, para terminar clavándole un cuchillo en el cuello, lo que le provocó heridas de tal gravedad que acabarían en apenas unos minutos con su vida.

La madre del joven tardó apenas unos segundos en salir a pedir auxilio al exterior de la casa. El chalé se encuentra en un carril sin salida, con poco tránsito y de difícil localización. La llegada de ayuda para evitar una tragedia mayor era solo cosa del azar.

Por fortuna, una joven vecina que paseaba a su perro por los alrededores oyó los gritos y notó a la mujer visiblemente alterada; enseguida comprendió lo que sucedía en el interior de la vivienda, de nombre Los Sauces, y corrió hasta su casa a avisar a su pareja, agente de la Guardia Civil de paisano que se encontraba pasando unos días de vacaciones en la localidad, y que hoy mismo regresaba a su destino habitual en el norte de España.

Éste, según ha trascendido por lo narrado por su propio hermano a los medios de comunicación, minutos después de que ocurrieran los hechos, acudió de inmediato a la llamada de socorro de Consolación.

Allí se encontró un escenario dantesco. Primero se topó con la madre del joven, que le advirtió de que su hijo, el presunto parricida, tenía problemas psicológicos; la mujer le contó que su hijo acababa de atacar mortalmente a su marido con un cuchillo de cocina, y que temía por su integridad tras recibir ella también varias amenazas.

Cuando el agente entró en la casa, el hombre yacía en el suelo herido de gravedad pero aún con vida, y su hijo, que continuaba con el arma ensangrentada en la mano, estaba junto al cuerpo.

Nada más verlo entrar, el presunto autor de los hechos amenazó al agente de la autoridad de paisano, asegurando que si se acercaba más le acuchillaría a él también.

El guardia civil trató entonces de calmarlo, diciéndole que todavía podía salvar la vida de su padre, malherido, si deponía su actitud y entregaba el arma que esgrimía. Fueron unos segundos tensos. Pero aprovechando un despiste de Enrique Alberto T.R., el agente se abalanzó sobre él, y logró arrebatarle el cuchillo de las manos y reducirlo por la fuerza.

Minutos después varias patrullas de la Guardia Civil llegaban a la vivienda tras ser alertadas por teléfono de lo que acababa de ocurrir por la propia madre, y procedían a la detención del joven.

Mientras esposaban y trasladaba a los calabozos al supuesto parricida, los servicios de emergencias sanitarias trataron de reanimar a Ildefonso Troya, sin éxito.

Un chico conflictivo

A los pocos minutos el padre, de 61 años, fallecía sin que los médicos pudieran hacer nada por su vida. A falta del informe de la autopsia que detallara qué lesiones sufrió el finado, fuentes de la investigación confirmaron a este medio que al menos pudo recibir tres cuchillas en el cuello. Tras ser detenido casi 'in fraganti', el joven fue conducido a las dependencias de la Guardia Civil de Chiclana, a la espera de que pase a disposición judicial.

Según ha podido saber este medio, el presunto parricida de la calle Centauro de Chiclana es un joven muy conflictivo y de fuerte carácter, aunque no contaba con antecedentes penales. Unos detalles que la Guardia Civil se negó a confirmar o desmentir. Los vecinos, en cambio, hablan de una familia «normal», que no daba problemas en el vecindario.

Adoptado cuando tenía cuatro años de edad, Enrique Alberto T.R. es de origen colombiano y era muy conocido, al igual que su familia, en el municipio. Lo que nadie podía pensar es que acabaría con la vida de su padre en estas circunstancias.

Durante varias horas después de que ocurrieran los hechos, la zona de Las Menuditas de la localidad donde se ubica la vivienda estuvo abarrotada de medios de comunicación y curiosos. Nadie daba crédito. Se trata, sin duda, de una historia trágica, que sorprendió a muchos y que dejó estupefactos a los vecinos de las viviendas anexas a la de esta familia.

«Todo el vecindario está sorprendido por lo ocurrido; el chaval era un chico normal, bueno y cariñoso; es amigo de mis nietos y solía salir con ellos; no sabemos qué le ha podido pasar para hacer algo así», lamentan un vecino.