el reto de ser padres

La droga de las nuevas tecnologías

Hay menores que ya no saben vivir sin el móvil, se lo quitas y hasta parece que tienen el síndrome de abstinencia

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

– En una iniciativa inusual, la Fiscalía y usted acaban de firmar una sentencia en la que piden a los políticos cambios legales para que los menores estén protegidos en Internet. ¿Tan mal estamos?

– Las nuevas tecnologías nos están ocasionando muchos problemas. En primer lugar, tenemos una legislación que da impunidad a las empresas que manejan los servidores, las redes, etc. Y en segundo lugar, está el problema del uso que hacen los menores de las nuevas tecnologías, del ordenador y del teléfono móvil fundamentalmente. Hay menores que ya no saben vivir sin el móvil. Se lo quitas y hasta parece que tienen el síndrome de abstinencia. Es una droga y, al mismo tiempo, se ha convertido en un instrumento para cometer delitos. Se graban imágenes y se difunden sin límite de receptores. Hablamos de vejaciones y de delitos contra la intimidad y el honor. Con los ordenadores pasa lo mismo: se han convertido en una droga y también en una herramienta para el delito. Y no hay forma de que nadie sea responsable de la difusión de esas imágenes. Por eso hemos pedido cambios al legislador, porque ahora mismo la sensación es que las empresas tienen impunidad.

– ¿Y qué deben hacer los padres?

– Los padres tienen que ser conscientes de que, cuando detectamos un delito de este tipo, ellos también van a tener que sentarse en el banquillo, no solo el menor. Porque los padres son responsables civilmente de los delitos que cometen sus hijos. Si una pareja compra un móvil a su hijo debe enseñarle a utilizarlo correctamente. Tienen que ser conscientes de esto. Hay padres que se dan cuenta de lo que significa ser padres cuando los sentamos en el banquillo y se ven obligados a pagar una indemnización. Internet tiene que estar en el salón de la casa para que el menor pueda ser controlado. Es una ventana abierta al infinito, con muchas ventajas, pero también con peligros. Es muy fácil suplantar la personalidad. En mi opinión, los menores no deben de tener ni siquiera televisor en su habitación. Si quieren un ordenador, debe ser el ordenador tonto de ‘cortar’, ‘pegar’ y ‘guardar como’. Y cuando haya renovación de teléfonos móviles, no cometamos el error de quedarnos los padres con el viejo: el viejo para el niño y el nuevo para mí... que para eso soy su padre.