La especialista, durante una entrevista realizada en 2005. :: LA VOZ
CÁDIZ

Fallece la doctora Josefina Fornell a los 71 años de edad

Su intenso trabajo en el área de la Neurología infantil la convirtió en la primera especialista en este campo del Puerta del Mar

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Nadie supo relacionarse con los niños como ella y no se guardó el secreto. La neuropediatra Josefina Fornell falleció ayer a los 71 años en la capital a la que llegó siendo poco más que una adolescente. Sus familiares y amigos la acompañaron ayer en el velatorio del Tanatorio de la Zona Franca y hoy la despedirán en un entierro que tendrá lugar a las 13.00 en la Iglesia de San José.

Por las conversaciones y corrillos de todos aquellos que la tuvieron como compañera o profesora corría la pena de los recuerdos. Contaban ayer que iba para maestra, pero en el camino se colgó la bata blanca para entender ese idioma que a los demás les cuesta. Fue en la época de los setenta, con la reforma psiquiátrica aún entre andamios, cuando se atrevió a separar la travesura de niño de la enfermedad mental ya en el antiguo Hospital de Mora.

La construcción del Puerta del Mar, del que fue jefa de Neurología Pediátrica, le dio la oportunidad de seguir avanzando en sus investigaciones, las primeras que se hacían en ese campo. La doctora Fornell había trazado el camino para todos los que vendrían después.

Como alumna tuvo a Concha de la Rosa, la directora de la Unidad de Salud Mental Infantil de Cádiz. No fue desde la Facultad de Medicina, de la que fue profesora asociada, sino desde la consulta del Mora. «Ya entonces sabía todo lo que podría llegar a hacer», recuerda ahora Concha. Durante sus años como compañeras asegura que le enseñó a tratar a los pacientes, a comprenderlos. «La que es madre sabe de lo que hablo», aclara la especialista.

El diagnóstico precoz fue uno de sus caballos de batalla. Pregonó por conferencias, trabajos de investigación y clases magistrales sus ventajas y lo puso en práctica siempre que le fue posible. Pero la investigación en salud mental es lenta y prácticamente inexistente cuando se trata de niños, aunque finalmente pudo ver cómo el Ministerio de Sanidad reconocía hace unos meses la especialidad de Psiquiatría Infantil.

En el día a día era de trato exquisito y de una profunda convicción católica. Así la define el doctor José Luis Lechuga, compañero de facultad y de trabajo en el hospital de Cádiz. Con pesar por el fallecimiento, el especialista recuerda que la aportación de Josefina Fornell a la Neurología Pediátrica ha sido fundamental. «Era admirable su labor, entregada a su trabajo y a sus pacientes». «Maestra de maestros», cuenta, estuvo presente en los primeros intentos de crear una sociedad andaluza de esta especialidad y también formó parte de la española. Pero ante todo, destaca su humanidad.

La vocación por la medicina le robó la posibilidad de ser madre. Pasó toda su vida ligada a la profesión y a la atención a los demás. Esa es la principal herencia que deja a los que tuvieron que ver con ella.

Desde el otro lado de la mesa de consulta también la recuerdan. Especialmente para aquellos que no encontraban respuestas fáciles para sus dolencias. Josefina fue de las primera en atreverse con el autismo en Cádiz. Lo cuenta Isabel Pérez-Aguirre, presidenta de la asociación de familiares que recibió de su boca el primer diagnóstico de su hijo. Hace ya veinte años de aquello y por sus manos pasaron muchos de los jóvenes que ahora acuden al centro de Puerto Real. «Cuando se jubiló nos pareció una persona insustituible», reconoce. Ahora continúan los que fueron sus discípulos por los que se nota el paso de sus manos.