Opinion

Justicia para injustos

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Permítanme salirme de mi propia senda para, esta semana, inquirir en una noticia la cual me causó tanto estupor como vergüenza, y la cual podemos aplicar como fiel reflejo de la inmoral española actual. La noticia en cuestión la protagonizó el muy honorable y moralista Julián Muñoz (ex-alcalde marbellí) cuando hace escasas semanas estaba paseando a sus anchas tomando unas cervezas en un bar y un desdichado ciudadano sin escrúpulos tuvo la osadía de llamarle «chorizo». Dicha ofensa hirió tan hondamente en la honorable moral de Julián Muñoz que éste le bociferó: «¡Sal fuera y dímelo a la cara!», provocando cierta algarabía en el local. Es toda una ironía comprobar cómo los actos y pecados que uno comete, cual péndulo de un reloj, crea unas ondas y consecuencias que uno se niega a admitir con una valentía casi caballeresca.

Me lleva esta simple anécdota del ex-alcalde a pensar lo injusta que es la ley con los justos. ¿Es justicia ver cómo este muy señor mío, ejemplo de moral cervantina, se pasea por todos los platós televisivos refregándonos su desfachatez y su honra cuando millones de desdichados se pasan veinte años en la cárcel por robar un bolso? El presunto hurto siempre debe tener castigo, pero queda claro que la ley no mide a según quién con el mismo rasero. No admite este honorable hidalgo marbellí que su presencia en todos los saraos (por los cuales se sigue endosando miles de euros por doquier) pueda crear cierta irritación a los ciudadanos de a pie, a pesar de ser el gran protagonista de uno de los mayores escándalos de la historia de nuestro país por causas de «presunta corrupción». Digo bien «presunta», pues es el mecanismo de defensa más ambiguo del verdadero pecador, ése que más allá de no arrepentirse, hace gala de su soberbia dignidad, ésa intachable y ejemplar.

Mucho me acuerdo de cuántos en nuestra España han visto sus huesos pudrirse en la cárcel por robar unas gallinas, o simplemente por estar en el lugar y momentos equivocados. Y es que la justicia está hecha para los injustos... para esos hidalgos de infortunios.