La Policía imparte cursos a padres frente a delitos en Internet en un instituto de Cádiz./ A. V.
Ciudadanos

Detienen a un 'ciberacosador' de Puerto Real que llevó a un menor al suicidio

Había sido apresado por el mismo delito hace justo un año, tras denunciarlo un joven de Estonia

PUERTO REAL Actualizado: Guardar
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Era todo un depredador, capaz de extorsionar e incluso amenazar de muerte a los menores a los que captaba por Internet para acosarlos, a cambio de imágenes pornográficas. El supuesto ciberacosador detenido la pasada semana en Puerto Real, se llama Benjamín Cabello Sánchez, y tiene 22 años -tal y como publicaba, al cierre de este periódico la edición digital de Público.es-, pero extendía sus delitos hasta la otra punta de Europa, en Estonia y Noruega. Se encontraba en libertad con cargos por los mismos delitos por los que, ahora sí, ha sido enviado a prisión. El perfil de sus víctimas era siempre el de chicos jóvenes de entre 14 y 15 años de países nórdicos, la mayoría de Estonia y Noruega, con los que contactaba a través de redes sociales de Internet, donde se había creado un perfil falso.

Para ganarse su confianza se hacía pasar por una chica, Elisa, española pero residente en Estonia, que quería conocer a nuevos amigos. Un anzuelo de amistad, con la que se intercambiaban imágenes con poses sensuales, utilizando para ello fotografías descargadas de Internet de strippers. Cuando las obtenía, la dulce española revelaba su verdadera personalidad: la de un joven de 22 años, estudiante de informática «aunque dejó sus estudios», que les exigía más y más imágenes e incluso vídeos, con escenas cada vez más explícitas, bajo la amenaza de hacer circular entre sus amigos y familiares las fotografías que ya había obtenido.

Modus operandi

En inglés a esta práctica la llaman grooming y, según fuentes policiales, es uno de los delitos cibernéticos más comunes en los que suelen además involucrarse menores.

Lo más llamativo de este caso es que Benjamín contaba ya con cargos judiciales, después de que la Policía lo detuviera en octubre de 2008 por el mismo delito de acoso. La justicia de Estonia lo había reclamado, tras recibir la denuncia de uno de los menores acosados. Tras rastrear la procedencia de un correo electrónico usado por el ciberacosador, se le localizó en su domicilio de Puerto Real. Durante la investigación, se le relacionó igualmente con el suicidio de otro chico estonio de 14 años, en marzo de 2008, que se pegó un tiro al coaccionarle Benjamín con difundir sus fotografías. En aquella detención, se le halló una gran cantidad de imágenes pornográfica y vídeos con más de 70 jóvenes de aspecto nórdicos. Además, contaba con 750 direcciones de correo, que podían ser potenciales víctimas.

Anterior acusación

El juez estimó, sin embargo, que no era necesario encarcelarlo. Y Benjamín, de nuevo libre, volvió a las andadas: apenas un mes después comenzó el acoso de una de sus últimas víctimas. Ahora, el joven puertorrealeño ha sido enviado a prisión preventiva, imputado por los delitos de acoso y amenazas, y también por los de de producción, tenencia y distribución de pornografía infantil.

Tras su liberación, la Policía recomendó a sus padres que le retiraran el ordenador y la conexión a Internet. Pero eso no fue un obstáculo para este joven de 22 años, que comenzó a utilizar el móvil para contactar y extorsionar a nuevas víctimas, usando programas como el Messenger. Incluso mantuvo conversaciones en un inglés muy pobre con los menores, a los que obligaba a llamarle a diario. Fuentes de la investigación describen a Benjamín como un chico introvertido y obsesivo «tanto con Internet, como con el sexo» al que no le amedrentaba el riesgo de ser detenido. De hecho, según indicó la Policía, alardeaba de que tarde o temprano iría a la cárcel. E incluso llamó a los padres de una de sus víctimas para amenazarles.

La nueva investigación sobre él comenzó también por petición de la policía estonia el pasado mes de septiembre tras la denuncia de dos nuevos menores a los que llegó a exigir que grabaran una escena sexual junto, bajo la amenaza de matarlos. Los jóvenes denunciaron el acoso que sufrían y de nuevo se localizó su rastro en Puerto Real, donde fue detenido el pasado 16 de octubre por agentes de la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional y el Grupo Udyco III de la Comisaría de Cádiz.