Bayron Castro (oculto tras la chaqueta) sale del Juzgado de Menores de Sevilla, en una fotografía tomada en enero de 2003. / LA VOZ
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Un viejo conocido de la Policía

El joven que falleció tras la barbacoa no era un personaje anónimo. Su imagen golpeando con una muleta a un guarda de seguridad en un partido Sevilla-Betis dio la vuelta al mundo

| SEVILLA Actualizado: Guardar
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El joven sevillano fallecido la madrugada del pasado sábado en la playa de La Victoria de la capital, Bayron Castro, fue quien agredió con una muleta en 2002 a un vigilante en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán durante el transcurso del derbi Sevilla-Betis, una imagen que dio la vuelta al mundo y que salió en todos los telediarios españoles y en los de otros muchos países. Corría el 6 de octubre de 2002 cuando este joven atacó, junto a otras tres personas, al guarda y lo hirieron.

Los hechos, ampliamente difundidos, le supusieron al entonces chico de 17 años, una condena impuesta por el Juzgado de Menores por la cual fue internado en un centro de régimen cerrado por un periodo de ocho meses. Además, según indicaron fuentes policiales, posteriormente a este suceso intervino en otros de los que constan antecedentes en los registros de las fuerzas de seguridad. Las otras tres personas que participaron en la agresión, delante de las cámaras de televisión y que pudieron verse en toda España, fueron condenadas en 2004 a dos años de cárcel cada uno y una multa de 540 euros, además de una indemnización para el agredido de 6.000 euros. La Audiencia de Sevilla confirmó dicha sentencia en todos sus extremos y reprochaba en su resolución a los tres condenados su «violenta agresión conjunta, tan cobarde como gratuita».

El vigilante agredido, Antonio Orrego, mientras se recuperaba de sus heridas, se lamentaba a los medios de comunicación de «que un chaval de menos de 18 años pueda hacer esto, me parece increíble: yo me podía haber quedado allí». El día del partido Orrego fue encomendado a «disuadir» a algunos jóvenes que se llevaban algunos balones de entrenamiento que tenía el entonces portero del Betis, Prats. Así, explicó, «empezaron a escupirme y yo sólo les dije que por favor pararan. De pronto se abalanzaron sobre mí varios individuos que comenzaron a golpearme. Eran muchos chavales... A partir de ahí no puedo contar más».

Uno de los jóvenes era Bayron Castro, que el domingo perdía la vida tras clavarse fortuitamente una navaja durante la celebración de las barbacoas.

Los hechos

En una panadería cercana a la calle Gaviota, donde residía junto a su compañera sentimental y sus dos hijas, una de cuatro años y la otra de menos de uno, confirmaban la teoría de que todo ocurrió como una especie de alarde entre conocidos. Una amiga de la familia aseguró que se dirigió a uno de sus amigos que le acompañaban diciéndole: «Yo te quiero a ti como a un hermano, lo que te pase a ti, que me pase a mí», para manifestarle su apego y su cariño, tras lo cual se clavó la navaja con la que se causó la grave lesión que le provocó la muerte.

Según los testigos y los amigos del barrio, el joven trató de restarle importancia a la herida sufrida, e incluso estuvo caminando varios metros, pero unos minutos después comenzó a sangrar, lo que ocasionó que perdiera el conocimiento. Luego, los servicios de emergencias del 112 se personaron en el sitio donde se había desvanecido el joven. A las cuatro menos veinte de la madrugada se recibió la llamada. Los sanitarios lo encontraron en parada cardiorespiratoria y sin pulso por hemoneumotórax y procedieron a su reanimación. El joven ingresó aún con vida en el Hospital pero fallecería al día siguiente.