Primeras ventas del último de Rowling en una librería de Cádiz. / ÓSCAR CHAMORRO
Sociedad

Sangre nueva en las librerías con las mismas historias de siempre

Los personajes y argumentos de las sagas de ficción juvenil más reciente y con más éxito reciclan mitos y clichés tradicionales

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Jesucristo era el hijo de un pobre carpintero, pero también el hijo de Dios. La cenicienta limpiaba casas, hasta que enganchó al Príncipe Azul, un aristócrata lacio que no quiso hacer separación de bienes. Neo era un friki de los ordenadores que terminaría por salvar a la Humanidad. Y Anakin. Y Arturo. Y Rocky. Todos eran unos parias (esclavo, escudero, parado), llamados a hacer grandes cosas. Pero no lo sabían.

La de Harry Potter (huérfano) también es la historia del Elegido. La de Edward y Bella (vampiro y humana), es el clásico relato de amor imposible/posible entre dos seres distintos, procedentes de mundos encontrados, que tienen que enfrentar las trampas del destino y la incomprensión de los suyos si quieren caminar algún día juntos y felices hacia la línea del horizonte. Y Eragon es un refrito de siete u ocho leyendas medievales, cosidas a través de las peripecias de un chaval ahogado en una existencia gris que (oh, sorpresa) descubre que es alguien muy importante, pero en un universo paralelo; una especie de versión para videojuegos de El Mago de Oz, además de un asalto a mano armada al imaginario Tolkien.

Las sagas fantásticas que han renovado el panorama de la literatura juvenil no aportan absolutamente nada nuevo a los hitos universales del género, pero han sabido actualizar los clichés y enganchar a la lectura a maleadas generaciones de lectores que han visto mucho cine y que, por suerte o por desgracia, han sido educadas en lenguajes y registros muy distintos a los que se manejaban cuando Emilio Salgari le metió mano al asunto.

Harry, el comienzo

Harry Potter. Desde el lanzamiento de la primera novela, Harry Potter y la piedra filosofal en 1997, la serie logró una inmensa popularidad, críticas favorables y un éxito comercial arrollador en todo mundo. Para diciembre de 2007 se habían vendido más de 400 millones de copias de los siete libros, traducidos a más de 65 idiomas, entre los que se incluyen el latín y el griego antiguo. El pelotazo de las novelas y de las películas ha hecho de la marca Harry Potter una de las más exitosas del mundo, con un valor estimado de 15.000 millones de dólares, y a Rowling la primera escritora de la historia en alcanzar los 1.000 millones en concepto de ganancias gracias a su trabajo. En 2005 fue la novena persona con el ingreso anual más alto del mundo.

Crepúsculo es una serie de cuatro libros escrita por la autora estadounidense Stephenie Meyer. Narra las aventuras de Bella Swan, una adolescente a la que le cambia por completo la vida cuando se traslada a Forks y se enamora del vampiro Edward Cullen. La serie ha vendido más de cuarenta millones de copias en todo el mundo, con traducciones en 37 países. Los cuatro volúmenes fueron los libros más vendidos en 2008. Según la autora, sus novelas hablan «sobre la vida, no la muerte» y «sobre el amor, pero no la lujuria. Defiende que cada libro está vagamente basado en un clásico literario: Crepúsculo en Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen; Luna nueva en Romeo y Julieta, de Shakespeare; Eclipse en Cumbres borrascosas de Emily Brontë; y Amanecer en El sueño de una noche de verano de Shakespeare.

Influencias mormonas

Meyer, que es mormona, ha reconocido la influencia de su fe en su trabajo. En particular, dice que sus personajes tienden a pensar más sobre dónde vienen y hacia dónde van. También evita dirigir sus temas al sexo, a pesar de la naturaleza romántica de las novelas. Afirma que no es consciente cuando intenta que sus novelas se dejen influir por lo mormón, o para promover las virtudes de la abstinencia sexual y la pureza espiritual, pero reconoce que su escritura está determinada por sus valores.

Eragon. Christopher Paolini comenzó a escribir Eragon con quince años, en 1998 y tardó tres en finalizarlo. En el 2002 fue publicado por los padres del autor a través de su pequeña editorial, Paolini International, LLC. El libro fue descubierto por Alfred A. Knopf, y publicado luego bajo el sello «Knopf». A cargo de una gran editorial, Eragon se convirtió rápidamente en Best Seller. Lleva 18 millones de libros vendido. Y subiendo.

Magos, vampiros y dragones. Diez siglos de después, todavía no hay quien les mueva la silla.