La playa amaneció ayer con más de 65 toneladas de residuos, que fueron recogidos en cuatro horas por los servicios de limpieza. / M. GÓMEZ
CÁDIZ

Dos horas para el desalojo

El dispositivo de limpieza funcionó de manera efectiva y alrededor de la 10 de la mañana La Victoria ya contaba con un aspecto aceptable tras los excesos de la fiesta

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El dispositivo de limpieza y desalojo de La Victoria funcionó ayer de forma rápida y efectiva. A las seis de la mañana la megafonía de la playa comenzaba su trabajo y avisaba de que era hora de abandonar la diversión e irse a casa.

Un dispositivo formado por una veintena de agentes de la Unidad de Prevención y Respuesta de la Policía Nacional y más de treinta policías locales convencían a los más rezagados. La consigna, que la arena quedara expedita para que los servicios de limpieza hiciesen su labor y que en el paseo no se acumulasen quienes salían de celebrar la noche de las barbacoas del Carranza 2009.

Apenas media hora después el dispositivo ya había avanzado hasta el hotel Playa Victoria. A esas horas de la mañana eran todavía miles de jóvenes, la mayoría en estado ebrio, los que seguían en la playa. Muchos increpaban a los efectivos de seguridad y abucheaban los mensajes de limpieza y colaboración del Ayuntamiento. Querían seguir bebiendo y disfrutando de la noche.

Sobre las siete de la mañana la playa casi había vuelto a la normalidad. La mayoría de asistentes al evento se había marchado en distintas direcciones; muchos se dirigieron a las paradas de autobús y apeaderos de Renfe para esperar los primeros transportes hacia sus lugares de origen. Otros sin embargo habían elegido los portales de los edificios de apartamentos cercanos o la plaza Ingeniero La Cierva para dormir.

Con los rescoldos aún humeantes y la basura dando un aspecto dantesco a uno de los arenales más importantes de España, apenas unos minutos antes de que dieran las ocho de la mañana la playa estaba tomada por el dispositivo de limpieza. Maquinas y operarios se afanaban entonces en dejar impoluto un lugar que horas antes había sido tierra sin ley.

Dos horas más tarde, casi a las 10 de la mañana, los turistas ya podían bañarse, y a mediodía, con la presencia de los concejales en el módulo central para dar los primeros datos de asistencia e incidencias a las barbacoas, La Victoria estaba limpia.

Actuación policial

Antes se habían producido algunos incidentes. Pocos, pero destacados. Los efectivos policiales tuvieron que cargar a la altura de la calle Doctor Herrera Quevedo contra varios jóvenes que se negaban a seguir las órdenes de los agentes y salir de la playa. En ese momento tanto la Policía Local como la propia UPR tuvieron que emplearse a fondo, usando sus defensas contra las protestas.

Incluso algunos desaprensivos arrojaron botellas al grupo de agentes, que a punto estuvieron de alcanzar al resto de personas que caminaba ya en dirección a casa. Pese a estos altercados puntuales, la gran mayoría de personas que disfrutaron en la noche del sábado contribuyeron en gran medida a que el dispositivo fuera ágil y los excesos de la noche no se notaran demasiado.

Aún así, varios residentes de la zona miraban atónitos desde sus terrazas el estado en que estaba la playa, reabriendo el debate de la contaminación y perjuicios para el turismo que provoca un evento tan arraigado en Cádiz.