Los parados, preparándose para abandonar el encierro. / NURIA REINA
CÁDIZ

Los encerrados en Santo Domingo ganan el pulso

La Junta, el Ayuntamiento y la Diputación emplearán a los 35 parados en una escuela-taller durante un año

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Eran las dos de la tarde cuando el padre Gabriel llegaba para anunciar la buena nueva. «No era la propuesta esperada», aseguran, pero sí la única alternativa. Por eso no tardaron en decir que sí. Los 35 parados encerrados en el Convento de Santo Domingo decidían poner fin a sus protestas después de más de dos meses de reivindicaciones y a tan sólo tres días de iniciar una huelga de hambre, que estaba prevista para el próximo lunes.

Las tres administraciones públicas: la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento y la Diputación Provincial emplearán a todo el grupo en una escuela-taller que organiza la asociación Cardjin en Tartessos. Esta actividad les permitirá trabajar durante un año en un proyecto sobre mantenimiento de edificios, donde recibirán «un sueldo en condiciones», apuntó uno de los parados.

De momento, estas 35 personas empezarán a principios del mes de septiembre a recibir los primeros cursos para incorporarse a la escuela-taller el próximo 1 de octubre. Primitivo Franco, uno de los afectados, aseguró que «estamos satisfechos por la propuesta y ahora no queremos pensar en lo que pasará dentro de un año».

Daniel Castiñeira, el que hasta ahora era el portavoz de los encerrados, aseguró que la propuesta no respondía a lo que habían solicitado, «pero hemos tenido que salir porque no queríamos seguir alargando el sufrimiento de nuestras familias, porque sabían que a partir del lunes nos íbamos a poner en huelga de hambre», agregó. «Uno se sacrifica a sí mismo pero no a los demás», puntualizó.

Castiñeira destacó el papel de la Iglesia a lo largo de protesta, «ya que nos han dicho que vamos a trabajar en un edificio del Obispado, y pensamos que sin su mediación la solución no hubiera llegado». No obstante, el portavoz de los parados aseguró que desde fuera seguirán luchando por el empleo, «para que la gente no se tenga que marchar y para que se contrate a gente de Cádiz», defendió Castiñeira.

A partir de ahora, tendrán un año para aprender nuevas técnicas y superar la crisis, aunque quizás entonces tengan que volver a las andadas si nadie lo remedia.

Pascual Saturio, prior de la parroquia de Santo domingo, destacó el papel que ha desarrollado la Iglesia durante el encierro y aseguró que ésta «tiene que abrir las puertas a quienes llaman y buscar una solución, y esto es lo que hemos intentado desde que estos hombres llamaron a nuestras puertas», aseveró. Pascual mostraba también su satisfacción y agradeció la colaboración de todas las personas que han mediado para encontrar una solución al problema.