Uno de los once detenidos en la operación Q7 es conducido durante los registros a una de sus viviendas. /CRISTÓBAL
Ciudadanos

Directos al corazón del narcotráfico

Una macrorredada de la Guardia Civil desarticula en Sanlúcar una red de once traficantes, a los que se han incautado decenas de artículos de lujo, armas y varias embarcaciones

| SANLÚCAR Actualizado: Guardar
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Cuando el helicóptero de la Guardia Civil sobrevuela Sanlúcar de Barrameda, pocos sanluqueños se alertan ya de su ruidosa presencia, acostumbrados como están a que la ciudad de la desembocadura del Guadalquivir sea la entrada habitual del hachís marroquí, y el escenario de las operaciones policiales que, semana sí, semana no, intervienen la llegada de alguna lancha cargada de fardos.

Ni siquiera los narcotraficantes se inmutan. Siguen durmiendo tranquilos, con esa sensación de impunidad que les lleva a ostentar su riqueza inmediata por la ciudad. Descansan en sus grandes chalés de diseño cuestionable, construidos con el dinero de la droga.

Ayer el estruendo de las hélices volvió a sonar en Sanlúcar a primera hora de la mañana. Pero la Guardia Civil fue más allá de aprehender los fardos de una lancha. Y despertaron a los narcos.

Una macrorredada, en la que participaron casi un centenar de agentes de la Guardia Civil, irrumpió en la mañana de ayer en las casas de una de las bandas de traficantes más importantes de la ciudad, lo que ha supuesto un duro golpe estructural y psicológico para el narcotráfico. En total se ha detenido a once de sus miembros. Y se han incautado cientos de miles de euros presuntamente procedentes del tráfico de droga: parte recogido en metálico (unos 90.000 euros en distintas divisas), pero sobre todo en forma de artículos de lujo que los detenidos atesoraban en sus mansiones: media docena de pantallas planas de televisión, joyas, motos de agua, ordenadores, animales exóticos (como loros o un mono titi). Y sobre todo, algunos de los coches más valiosos y ostentosos del mercado: entre ellos un llamativo Hummer, así como los últimos modelos de marcas como Mercedes o BMW. No en vano, la operación se ha bautizado como 'Q7', haciendo referencia al modelo de lujo de coches de Audi, uno de los cuáles forma parte de la lista de 14 vehículos que la Benemérita ha decomisado a los supuestos delincuentes.

Estos artículos, excesivos para unos jóvenes con edades que iban de los 25 a los 35 años (sólo un caso supera los 40) y sin oficio conocido, decían a gritos que éstos se dedicaban al narcotráfico. «Esta gente lo único que sabe hacer es levantarse tarde y acostarse tarde, y pasearse mucho», afirmaba ayer uno de los muchos vecinos que se asomaban curiosos a mirar los registros de la Guardia Civil.

La investigación comenzó hace un par de meses, aunque tuvo ayer su punto culminante cuando los agentes de la Guardia Civil entraron -unas veces por las buenas y otras por sorpresa, derribando puertas si era preciso- en nueve de los hogares de los narcotraficantes y sus familiares, situados por toda la ciudad. En la operación han participado agentes de Unidad Orgánica de Policía Judicial de la comandancia de Cádiz, con apoyo del Servicio Marítimo de Cádiz y Huelva, la UHEL, así como la compañía de Jerez, la Udyco de Ceuta y el DAVA de Cádiz.

Los registros y detenciones comenzaron a las siete de la mañana, en algunos casos levantando a los presuntos narcos directamente de la cama. Pero se prolongaron hasta bien pasada la mañana, sorprendiendo a los últimos detenidos en el puerto de Bonanza, donde se ha retenido también un total de ocho embarcaciones: algunas de ellas, lanchas planeadoras con las que introducían en el Guadalquivir, a toda velocidad, la droga que traían de Marruecos.

También se han aprehendido tres toneladas de hachís empaquetadas en fardos de arpillera, y que fueron interceptados tanto en fases anteriores de la operación como dentro de las casas. También días antes se desarticuló un punto de venta de cocaína, donde se detuvo a los dos primeros implicados y se intervinieron 50 gramos de cocaína.

La cantidad de droga hallada es poco significativa para una intervención de tanto calado, que ha movilizado a casi un centenar de agentes. Pero tampoco era ése el objetivo principal de la operación, reconocía ayer el comandante jefe de Información de la Comandancia de Cádiz, Luis Martín Velasco, que explicaba cómo «la idea era desmantelar el aparato logístico -las embarcaciones y las viviendas- que es lo que más daño les hace». Este golpe al corazón del narcotráfico machaca también su psicología, ya que supone un «efecto en los jóvenes que ven en este tipo de personas un modelo de vida», explicaba el comandante, que calcula en más de una docena las bandas de narcos que aún siguen operativas en Sanlúcar. Aunque ahora duerman menos tranquilas.