Varios empleados, en la puerta de Altadis. / A. VÁZQUEZ
Ciudadanos

Los trabajadores de Altadis dicen adiós a otros 50 compañeros

El comité de empresa recuerda que la compañía «no está en crisis» pese a las bajas previstas

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A Carmen Pérez, presidenta del comité de empresa de la tabacalera Altadis, las verdades le salen solas por la boca. Hoy «será un día alegre», dice, «porque 50 compañeros (la mayoría mujeres) dejarán de correr como locos para llegar a sus puestos de trabajo y sacar la casa adelante». Altadis los ha prejubilado esta misma mañana al cerrar la primera línea de producción. Una medida prevista tras la adquisición de la empresa por la multinacional británica Imperial Tobacco.

Un día alegre, «sí, porque al menos tendrán unas condiciones decentes, después de más de treinta años dedicados a la empresa». Eso alega Carmen, pero después rectifica: «Va a ser un día alegre y duro, como tantos otros, porque los compañeros no se quieren ir, muchos tienen grandes cargas familiares y tienen que dejar de trabajar porque se lo imponen, y eso es muy duro, claro que sí».

La dirección de la empresa se despedirá hoy de los prejubilados con un desayuno. «Hemos conseguido arrancarles este compromiso, porque el último Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que tuvimos terminó mal, y se hizo una despedida a la ligera, algo que no es de recibo. Así que aunque hoy es su último día de trabajo, llegarán a las diez de la mañana y desayunaremos todos juntos», avanza la sindicalista.

«Todo en contra»

¿Y ahora qué? La pregunta embala a Pérez. «A seguir luchando, aunque es un poco la sensación de cómo este centro tiene los días contados y el ver cómo una vez más se destruye una empresa en la bahía, una empresa donde las mujeres podían entrar con unas condiciones laborales dignas. Desde un comité poco podemos hacer, sólo pelear para que los que salen, lo hagan lo menos dañado posible».

En diciembre, las máquinas de preparación de ligas serán las siguientes en dejar de funcionar. Y eso es lo que ahora preocupa al comité. «Serán más de 150 trabajadores, el grueso de las prejubilaciones. Ya tenemos el expediente firmado, sólo nos queda un escollo por resolver: algunos técnicos y administrativos de alta cualificación, gente joven que ha sido imposible reubicar en otros centros y estamos ahí luchando. Y también nos quedan los compañeros de las empresas auxiliares, que no los tienen en cuenta, y para nosotros son compañeros, lo que ocurre es que la empresa ahí nos desautoriza. Pero consideramos que pueden tener una salida en las obras de los depósitos de Puntales».

Los traslados están fuera de la mesa de negociación. Un asunto que hace respirar al comité. Pero Carmen no deja las reivindicaciones: «No entendemos cómo las leyes amparan que se destruya empleo, lo tenemos todo en contra. Los políticos claman cuando alguna empresa se cierra, pero no cambian las leyes. Además es que esta empresa no plantea crisis, ni siquiera está en números rojos, es una multinacional que crece...».