IMPERATIVO. Pasión Vega no pudo cantar en el pregón de 2008 la 'Habanera de los ojos cerrados' por imposición de Martínez Ares. / LA VOZ
POLÉMICA

La SGAE cobró varios años derechos por autores falsos

Pepe Requeté, padre de «Qué bonito está mi Cai», descubrió al inscribirse que su obra había sido registrada por otros

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En Cádiz no hubo conciencia de los derechos de los autores de las coplas que se cantan en su Carnaval hasta hace apenas unos años. Pero ese desdén que los creadores gaditanos tuvieron en sus inicios por sus obras no ha impedido que la Sociedad General de Autores y Editores cobrara por ellas a pesar de que sus verdaderos padres no las habían registrado. Y es que otros «pícaros», conscientes de la desinformación que los coplistas gaditanos tenían en cuestiones de propiedad intelectual, se apresuraron a inscribirse como autores de obras ajenas en la SGAE, que desde hace años recauda los derechos de esas piezas en nombre de falsos compositores. Así lo denuncia la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz, cuyo presidente, Paco Cárdenas, explica a este periódico que «en este mundo, como en todos, existe la picaresca. Los propios autores gaditanos no sabían, hasta hace apenas unos años, que registrando sus obras tenían derecho a lo que establece la ley y que estos derechos pueden incluso ser objeto de herencia. Eso se desconocía en Cádiz y por eso hubo determinados señores, que en algunos casos no eran ni siquiera gaditanos, que viendo que la ley da un plazo de cinco años para registrar la obra, registraron determinadas obras que no eran suyas unos días antes de que cumpliera ese plazo».

Cárdenas aclara, además, que cuando nació la Asociación de Autores del Carnaval de Cádiz y se puso en conocimiento de los compositores la situación, empezaron a proliferar las demandas. «Ha habido muchos juicios, pero uno de los más sonados fue por el estribillo más cantado en toda la historia del carnaval: «Qué bonito está mi Cai». Eso lo había registrado otro que no era el autor y al final hubo un acuerdo de conciliación en el que éste reconoció que la autoría era de Pepe Requeté». La mayoría de aficionados al carnaval gaditano catalogan el «Qué bonito está mi Cai» como una especie de himno oficioso de esta fiesta, por lo que durante décadas esta copla ha sido interpretada por numerosas agrupaciones. Sin embargo, los derechos que generaba los estaba cobrando un impostor, ya que la SGAE no exige ninguna prueba de la autoría de una obra para permitir su registro y comenzar a cobrar por ella.

Cárdenas reconoce que su asociación sólo puede evitar estas situaciones informando a los autores, pero que no tiene ninguna potestad para gestionar sus derechos. «Hay que tener en cuenta que la SGAE es una entidad recaudadora en base a lo que establece la Ley de Propiedad Intelectual. Nosotros somos independientes de ella, aunque la mayoría de los autores del carnaval están dados de alta también en la SGAE. Pero no se puede olvidar que las únicas entidades que pueden cobrar son las autorizadas por es Estado, que son la SGAE y la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes. Esas son las dos únicas y son sociedades recaudatorias. Nosotros no podemos repartir ningún derecho de autor. Sólo estamos capacitados para negociar que una parte del canon que se paga por la retransmisión del carnaval en los medios vaya a las agrupaciones».

Además, Paco Cárdenas desvela otro resquicio por el que se cuelan los pícaros, esta vez en la AIE: «También hay quien da de alta a una agrupación en la que no canta y cobra por derechos de interpretación».

La cuestión es que los verdaderos motores de la fiesta gaditana, que son los autores y los intérpretes, han ignorado durante décadas que su actividad generaba un dinero en concepto de derechos de propiedad intelectual que estaban recibiendo personas que incluso no pertenecían al mundo del carnaval. Tuvo que ser la Asociación de Autores local la que pusiera orden, ya que la SGAE sólo acudía al Teatro Falla para pasar la factura. Sin embargo, en cuanto descubrieron la situación, se produjo una revolución. Y eso ha afectado incluso a la Radio Televisión de Andalucía, que retransmite el concurso anualmente. Modesto Barragán, director de Canal Sur en Cádiz, lo ratifica: «La aportación de la RTVA se ha visto incrementada por la presión que han ejercido los autores, que se han dado cuenta de lo que estaban despreciando. Tanto el Ayuntamiento como Canal Sur aportan dinero a los colectivos de autores en el convenio que se firma, algo que era impensable hace unos años».

Es decir, los autores han pasado de la nada al todo y han conseguido un acuerdo que se rubrica en el Patronato del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas, donde se aglutinan los colectivos de autores del carnaval, que son muchos. Así, el convenio firmado esta misma semana, que tiene una vigencia de tres años, obliga a Canal Sur a hacer una aportación de 120.000 euros de canon y 80.000 a repartir entre las agrupaciones carnavalescas más premiadas. además de entregar el 10 por ciento de sus ingresos publicitarios. Por su parte, Onda Cádiz, televisión municipal que retransmite la fase previa del concurso, aporta 60.000 euros. Y por otro lado va la SGAE. «Si esto se compara con otro tipo de espectáculos, no es tanto, pero esta conciencia va en aumento en progresión geométrica y llegará un momento en que explotará», dice Barragán. Porque hay otra clave en todo este entuerto: además de lo que paga al Patronato, Canal Sur debe abonar un canon anual a la SGAE en el que van incluidos también los derechos del Carnaval gaditano. «Lo que no sé es cómo lo reparten después», se pregunta el director. Trascendente cuestión. Tal vez el autor falso que durante años cobró por la copla de Pepe Requeté tenga una respuesta.