CONSUMIDORES. Los adolescentes son uno de los sectores de población más expuestos al tabaco. / L. V.
Ciudadanos

Más nicotina contra la crisis

La actual depresión económica ha provocado un frenazo en el número de personas que dejan de fumar, rompiendo la tendencia descendente de consumo experimentada desde 2006 La Ley Antitabaco provocó una bajada de un 6% entre 2006 y 2007; en 2008 se ha estancado

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Los años de crisis económicas no benefician a quienes quieren dejar de fumar. Aunque pueda resultar paradójico, el clima de pesimismo que se respira en épocas de recesión ayuda a que las ventas de cigarrillos se mantengan e incluso se incrementen. Esta teoría que barajan los expertos en terapias antitabaco se ha confirmado a lo largo de 2008, año en que la tendencia a la baja en el consumo se ha detenido.

La aprobación de la Ley Antitabaco en enero de 2006 hizo que miles de personas en toda España se plantearan dejar de fumar. Sólo en la provincia de Cádiz las ventas bajaron ese año un 2,09% y pasaron de las 103.039.079 cajetillas de 2005 a 100.883.926, según los datos recopilados por el Comisionado para el Mercado de Tabacos, organismo que depende del Ministerio de Economía y Hacienda. La línea continuó descendiendo y en diciembre de 2007 los estancos gaditanos ya habían vendido un 5,82% menos que antes de la entrada en vigor de la nueva normativa. Sin embargo, esa tendencia ha experimentado un frenazo en los últimos doce meses, en los que la reducción de las ventas sólo ha alcanzado el 0,22% respecto a 2007.

Según Daniel Jesús López Vega, psicólogo responsable de los programas de deshabituación tabáquica en el distrito sanitario Bahía de Cádiz-La Janda, «con las crisis económicas se suele fumar más» y esa puede ser una de las razones que justifican este fenómeno. Aunque existen otras. «La Ley Antitabaco -aseguró López Vega- fue un revulsivo para que mucha gente decidiera dejar de fumar, tanto haciendo programas de deshabituación como sin ayuda de ningún tipo. Eso nos habla de la necesidad de este tipo de leyes. Pero tiene una limitación. Va perdiendo fuerza tal como va pasando el tiempo porque la población se acostumbra al nuevo marco legislativo por lo que se pierde poder. Por ello, sería muy aconsejable dar una nueva vuelta de tuerca a la Ley. Eso es papel de todos».

En su opinión, la norma debería endurecerse y extender la prohibición de fumar a todos los locales de restauración. Pero cree que antes de que eso suceda la sociedad debe concienciarse de que el principal objetivo de la batalla contra el tabaco es mejorar la salud pública.

De momento, su trabajo consiste en fomentar esa conciencia ciudadana y coordinar la aplicación del Plan Integral de Tabaquismo ideado por la Consejería de Salud. Una de las acciones que se incluyen en este plan es la terapia grupal de deshabituación, que se basa en sesiones de grupo donde los fumadores comparten experiencias y adquieren las herramientas que necesitan para aprender a superar su adicción. Su porcentaje de éxito roza el 40% y entre 2006 y 2007 participaron en ella 500 personas en los centros de salud de la Bahía. Pero más efectiva que esta estrategia es el consejo básico que los médicos y enfermeros de familia dan a sus pacientes fumadores. Se trata simplemente de preguntarles si se han planteado alguna vez dejar de fumar y asesorarles para reforzar su motivación y que lleguen a conseguirlo.

Este método funciona en el 5% o el 10% de los casos, pero si se aplica sistemáticamente puede lograr resultados importantes, ya que el 90% de la población pasa anualmente por su centro de salud. De ahí que el equipo de deshabituación tabáquica de la Bahía haya puesto todo su empeño en formar a los profesionales sanitarios y en conseguir que aquellos que fuman abandonen el hábito, ya que «si no, es difícil que ayuden a sus pacientes», reconoció el responsable del programa.

Para atender a determinados segmentos de la población, como los adolescentes o los internos en prisiones, es preciso acercarse a ellos. Actividades como A no fumar me apunto, que se desarrollan en los institutos de Secundaria, sirven para ayudar a los alumnos que quieren dejar de fumar. En la provincia son 43 (ocho en la Bahía) los centros educativos que están participando en este programa durante el curso 2008/2009. En las prisiones de Puerto II y Puerto III también se han realizado varios grupos de deshabituación.

Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. «Como en todos los temas de salud -subrayó López Vega-, la población cuenta con una cantidad ingente de información donde se entremezcla la información fiable con los mitos alrededor del tabaco y de su tratamiento y la información sesgada y errónea. Esto no favorece la sensibilización al abandono. En general la población relaciona el tabaco con el cáncer pero desconoce mucha información que podría favorecer el que tomara una decisión madura sobre su hábito de fumar». Por ejemplo, que cada cigarrillo contiene más de 3.000 sustancias modificadas para hacer más fuerte la adicción y que, lejos de ser un estilo de vida, el tabaquismo puede considerarse una enfermedad crónica que provoca y agrava otras patologías.

rheredia@lavozdigital.es