MIRANDO AL MAR. El sector pesquero de Barbate recuerda a diario la tragedia. / ROMÁN RÍOS
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Los marineros de Barbate temen que se repita otro caso como el del 'Pepita Aurora'

Cuando se cumple un año de la tragedia del hundimiento, los profesionales afirman que tal y como está el sector, «quien no se arriesga a salir a faenar aunque haga mal tiempo, no come»

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Los marineros de Barbate no dejan lugar para las dudas: el trágico episodio del hundimiento del pesquero Nuevo Pepita Aurora, ocurrido hace hoy justamente un año, podría repetirse de nuevo en las mismas aguas en las que faenan estos profesionales. En cualquier momento.

Y es que el descenso de las capturas, la bajada de precios, una competencia feroz con otras flotas o las fluctuaciones de un mercado muy inestable obligan a salir a faenar «incluso con un tiempo de perros». Ése es al menos el sentimiento generalizado entre armadores y patrones de las más de medio centenar de embarcaciones pesqueras profesionales con que cuenta este municipio.

Barbate sigue, 365 después de la mayor tragedia pesquera ocurrida en la provincia en los últimos años, sumido en el dolor. Es fácil encontrar marineros que esquivan la mirada cuando se les cuestiona por su labor diaria y se les pregunta si se sienten con fuerzas para salir a faenar.

Pero la necesidad aprieta: «Esto es como todo, mejor ni pararse a pensar en los peligros, que están ahí en cuanto nos embarcamos». Son palabras de Antonio Chamorro, un pescador barbateño nada más terminar su jornada de seis horas en alta mar.

Otro de sus compañeros, Antonio Calvo, reconoce «no querer ni oír hablar de volver a Larache», donde se ubican los caladeros más productivos de la pesca para esta flota, y precisamente, destino del Nuevo Pepita Aurora el día del fatal hundimiento. «El mar no tiene amigos, cualquier día volverá a pasar otra desgracia como aquella; los armadores quieren ganar dinero, nosotros necesitamos llevar el pan a nuestras casas, y en días de temporal hay quien se juega la vida», asegura.

Las razones para que muchas tripulaciones de la flota barbateña decidan arriesgar «más de la cuenta» en días de mala mar son bien sencillas.

Regulación de pesca

Una caja de entre 10 y 12 kilos de boquerones capturada en días de mar de leva y levante fuerza 4-5 (el día de la tragedia soplaba en 7) puede llegar a pagarse en lonja entre 80 y 82 euros. Las ganancias se multiplican, porque esa misma caja de pescado, «cuando todos los barcos han tenido buena pesca porque el mar está bueno no supera los 12 euros».

Ésa es al menos la explicación que ofrece José Soler, marinero de altura durante más de dos décadas, que ahora vive enrolado en la tripulación de un pesquero de trasmayos en el puerto de Barbate. Junto a su armador Andrés González, este pescador relata que cada día, a cada hora, «la tragedia del Nuevo Pepita Aurora está muy presente para todos». Pero hay que seguir adelante. Ambos profesionales llegan incluso a proponer una iniciativa que hasta el momento ninguna institución ha planteado formalmente, como es la regulación de los días que se podría salir a faenar para las embarcaciones.

«Se trataría de prohibir la pesca en días de temporal para que la gente no se jugara la vida como hacen ahora», aseguran, aunque el control sería muy complicado por la picaresca innata del sector. Algo así como poner puertas al campo, es decir, prohibir por ley, «y por la seguridad de las tripulaciones», que un determinado barco pudiera faenar a partir de cierto nivel de fuerza.

El problema de este tipo de medidas son las dificultades técnicas; actualmente sólo es el sentido común de cada armador y en última instancia del patrón del barco el que hace que un pesquero salga a faenar o decida volver a puerto a esperar otra ocasión.

En medio de ese debate, la población pesquera por antonomasia de la provincia de Cádiz continúa con su vida a falta de conocer con exactitud cuáles fueron las causas del hundimiento de aquel fatídico 5 de septiembre de 2007. Entre los marineros la división de opiniones es patente, y mientras algunos apoyan la tesis del exceso de carga y el bloqueo de los desagües, otros consideran que «un barco como el Nuevo Pepita Aurora es más estable cuanto más peso lleve».

Flota de bajura

En la actualidad, en Barbate tienen base 24 embarcaciones de bajura similares al Nuevo Pepita Aurora que faenan en caladeros marroquíes, y el puerto pesquero de la localidad cuenta con otras 17 embarcaciones de menor eslora (7 a 9 metros) que realizan su pesca a 2 ó 3 millas de tierra.

Este tipo de barcos, la mayoría dedicado al calado de trasmayos, cuentan con gran tradición y suponen una buena alternativa para la pesca de especies como el lenguado, el salmonete o el pulpo. A ellas hay que sumar los barcos especializados en la captura del atún en la almadraba de la zona y un par de arrastreros.

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