Cádiz C.F.

Que no te engañen

No sé cuantas veces se habrá podido es-cuchar de boca de un entrenador recién llegado al viciado vestuario cadista pero el caso es que comienza a cansar. El discurso de «todos están trabajando al máximo de su profesionalidad» está tan pisoteado que más que dudas lo que produce es miedo.

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Ahora ha sido Javi Gracia pero antes ya lo dijeron Oli, García Remón, Calderón, Procopio o Rubio. Todos, sin excepción, cayeron en manos de un plantel que acabó, uno por uno, con todos ellos. Estos técnicos llegaron de buenas, haciendo amigos con buenas palabras, aunque éstas estuvieran vacías de contenido. Y claro. Pasó lo que pasó.

Ahora le toca el turno a un joven entrenador que, cierto es, tiene la complicada papeleta de trabajar con una plantilla repleta de profesionales prescindibles. No dudo que todos los culpables del descenso (Vella, Fleurquin, De la Cuesta, Parri, Cristian...) estén ahora entregándose al máximo en los primeros entrenamientos de la pretemporada. Pero que no te engañen Javi (Gracia). Lo hacen para mantener la forma y así poder llegar presentables al equipo que quiera hacerse con sus servicios si es que lo consiguen después de la desastrosa campaña que han realizado. De no conseguirlo, dudo que te den ese rendimiento durante la temporada.

Otros colegas ya se dieron de bruces con un equipo egoísta hasta la saciedad. Todos fueron estafados por unos en-trenamientos en los que se decía que estaban cargados de intensidad, profesionalidad, actitud, bla, bla, bla... Todos los anteriores a Gracia cayeron en el error de creerse la buena predisposición de una plantilla mediocre en el campo pero de Primera a razón de sus nóminas.

Huelga decir que los fichajes están libres de estas críticas. Su hambre de triunfo y la humildad con la que llegan son aval suficiente para esperar de ellos la máxima entrega. Pero sería importante que tan pronto hayan llegado a la caseta no se dejen arrastrar por los códigos impuestos por las vacas sagradas. Por el bien del equipo deben imponer su personalidad para que ese vestuario se libre de ataduras absurdas y contraproducentes. Entre otras cosas, porque serán mayoría.